Así es el día a día en Iztapalapa, sin agua

 

Con o sin recortes, Iztapalapa vive un constante desabasto


Erika Chávez vive en el barrio de San Lucas, en Iztapalapa, en su casa viven diez personas, incluidos varios niños y un adulto mayor que requiere impecables condiciones sanitarias porque está enfermo, todos los días, desde que se acuerda, ha tenido desabasto de agua.

“Falla mucho el agua, antes sí había pero ahorita ya no y cuando hay sale muy sucia, ya nos acostumbramos a que nos tenemos que levantar muy temprano para limpiar y para bañarnos”.

El agua si llega pero es a muy baja presión y solo en ciertos horarios, comienza a caer como a las seis y con el paso de las horas deja de llegar; para las cuatro de la tarde ya no hay y para soslayar la falta del vital líquido, ella la aparta en unos cinco o seis garrafones y un tambo grande.

Erika dice que se han tenido que ser un poco más creativos y para obtener más líquido tiene unas lonas que improvisó para captar agua de lluvia, esa la utilizan para las descargas de los baños, mientras que con la que se utiliza en la lavadora se lavan el patio, los trastes y la limpieza de la casa.

Los días en los que no llega nada de agua ella va con su suegra a bañarse y a llevar algunas cargas de ropa, otros días incluso compra platos de unicel para evitar que se le junten los trastes que no puede lavar por la falta del líquido.

En tanto, Raymundo Arriaga lava autos a un costado del bazar Iztapalapa, está confiado porque les dijeron que durante los días de desabasto enviarán pipas gratuitas de agua para llenar cisternas y botes, “aquí es común el desabasto del agua, en todo Iztapalapa escasea pero los recibos siguen llegando y se tiene que pagar a fuerzas el recibo aunque no caiga agua”.

Para su trabajo llena un tinaco y unas cinco o seis cubetas grandes en días normales “pero ahorita que la van a quitar pues está más cañón, dicen que nos van a traer pipas, si las mandan pero son muy poquitas, no creo que alcance para todos porque tienen que ir a los ocho barrios “.

En su casa, en el barrio de Santa Bárbara, las pipas ni siquiera alcanzan a llegar a la mitad de la calle cuando ya en la entrada de la colonia los vecinos paran a los piperos, “las amasisan entre 5 de mayo y Ermita, por Toltecas, ya no las dejan entrar, ahora se va a poner peor la cosa porque acá serán unos ocho días”.

Sara Ibarra es la encargada de los baños del Bazar Iztapalapa donde hay al menos unos 100 locales comerciales, su marido es responsable del abasto de agua en la nave comercial, aunque ahí, desde hace 30 años nunca ha caído agua por la red de tuberías y se llena la cisterna con unas tres pipas cada día.

En el lugar, el área de comida y los baños son los que más utilizan agua, sin embargo ya están bien organizados y el suministro de agua de la cisterna se abre poco después de mediodía; antes, cada quien se las tiene que ingeniar con el agua que apartaron el día previo.

“Mi esposo anda bien preocupado de no encontrar pipas los días de corte de agua, nos perjudica a todos, va a haber unos que ni van a venir a trabajar, no siempre hay pipas, a veces los tenemos que ir a buscar o esperar hasta la madrugada, ahorita como que la están guardando, para ellos es mejor porque cobran más y de todos modos la tenemos que pagar aunque esté cara”.

Ella y su marido llenan unos 20 botes y dos tambos grandes, de manera cotidiana todos saben que tienen que apartar agua y también están conscientes de que no hay, por lo que nadie la desperdicia.

Araceli Cortés, que vende mariscos en el bazar, comprará trastes desechables para evitar ensuciar los que tiene; además, llenará todos los días unas diez cubetas grandes y tres tambos “salen muchos platos por eso pensaba llenar todos los botes, ojalá alcancen, tendré que irle midiendo, voy a comprar el unicel pero sí es caro, son al menos unos 400 pesos para la semana, porque qué voy a hacer si me acabo el agua antes, yo no puedo cerrar mi local”.

Ella es de las fundadoras del mercado y señala que ahí nunca ha llegado el agua por la red de tuberías, todo el tiempo se llena la cisterna con pipas, “dicen que en Iztapalapa van a ser hasta ocho días, va a estar difícil para toda la gente, porque van a tener que comprar botes y tambos para apartar agua, pero la gente no tiene para estar gastando en eso”.

Ella vive en la colonia Escuadrón 201 y aunque tiene cisterna sabe que en la semana que no habrá agua a lo mejor no se van a bañar todos los días y ya comienza a lavar sendas tandas de ropa todos los días para no tener que tener que lavar nada en esos días.

Juan Hernández es pipero de la alcaldía de Iztapalapa, refiere que los cortes de agua en esa demarcación serán del 30 de octubre al 8 de noviembre, “ya nos están preparando para el estiaje, para las cargas, para que nos avienten más el agua para poder cargar más rápido y así poderla repartir”.

Él comienza a trabajar desde las siete de la mañana y sale a las tres de la tarde, pero en los días en los que no habrá agua estima que saldrá a las nueve de la noche para surtir en hospitales, mercados, escuelas, oficinas gubernamentales y a algunas colonias; el trabaja en el pozo de Atlalilco, ahí son como unas nueve pipas de agua, aunque en total para la demarcación estimó que hay poco más de 130 pipas.

“Luego llegan a secuestrar las pipas de la alcaldía, aunque también es maldad, en el temblor un grupo de chavos secuestraba las pipas y se ponían a repartirlas pero les cobraban a la gente, de a 200 a 400 pesos el tinaco, hacían su agosto, los particulares si se van a manchar, tienen que hacer ahí su ronchita”.

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