Se pudren 70 años de obras de arte

 

Fue concebido como el más bello hotel de México y hay decenas de murales... abandonados


POR DAVID GUTIÉRREZ

Construido en la década de los 40 por el empresario Fernando Saldaña Galván, el Hotel Posada del Sol, más allá de ser un lugar de leyendas que circulan por internet, es una joya arquitectónica del siglo pasado que resguarda en sus paredes decenas de metros cuadros de murales de grandes artistas mexicanos; obras que corren el riesgo de desaparecer o sufrir daños irreversibles.

Ubicado en el número 139 de la calle Niños Héroes, en la colonia Doctores de la capital del país, el inmueble se gestó con la ambiciosa idea de convertirse en el más bello hotel de México, para artistas e intelectuales, con estilo y características que mezclan la arquitectura colonial, barroca y neoclásica con acabados Art Nouveau y Déco.

El conjunto arquitectónico posee unos 7 mil metros de construcción, 700 habitaciones, salón comedor, salón de té, jardines, auditorios, una capilla e impresionantes murales que, hasta la fecha, mantienen la esencia con la que fue concebido el gran hotel.

Casi al término de la construcción, Saldaña Galván contrató a diversos pintores mexicanos para que hicieran más de una decena de murales que complementarían la decoración del hotel. Entre ellos estaban los destacados artistas plásticos Francisco Montoya de la Cruz, Arturo García Bustos, Ramón Alva de la Canal, Arturo Estrada, Roberto Cueva del Río, Guillermo Monroy Becerril y Norberto Martínez Moreno.

Debido a severas dificultades económicas y políticas enfrentadas durante y después del magno proyecto, mismo que nunca se concluyó en su totalidad, el gran sueño de Fernando Saldaña sólo permaneció ocho meses abierto al público; la obra terminó de construirse el 22 de febrero de 1945.

En las últimas décadas, lo que pretendió ser el mejor hotel de México, fue ocupado por diversas oficinas gubernamentales como el Instituto Nacional para el Desarrollo de la Comunidad y la Vivienda Rural (IDECO), el Instituto Nacional Indigenista Interamericano (INII), la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México y el Sistema Nacional para el Desarrollo de la Familia (DIF).

Aunque han pasado más de 70 años, tiempo en el que ha soportado grandes sismos, el Hotel Posada del Sol sigue en pie preservando una cierta belleza debido a su buena cimentación de piedra, mosaico de talavera, madera y tezontle; incluso, algunas piezas de su interior permanecen en buen estado, como es el caso de sus murales.

Para preservar esas grandes obras de arte del siglo XX, Francisco Rugo Montoya Burciaga, hijo del reconocido artista duranguense, Francisco Montoya de la Cruz (1907-1994), se ha dado a la tarea de intentar rescatar las obras de su padre, así como las de los demás muralistas.

“Mi padre llegó a pintar los murales de este gran hotel por invitación y recomendación de Diego Rivera con Fernando Saldaña. El maestro Montoya pintó en varios lugares, como en el vestíbulo y la capilla, misma que está adornada exuberantemente con madera y mármol, así como con algunos motivos y simbología masona”, detalló.

Tan sólo dentro de la capilla del hotel, hay 12 cuadros, de 50 por 120 centímetros, realizados al fresco por Montoya de la Cruz.

“En la parte superior de la capilla están los que considero los murales más pequeños de América Latina, que fueron pintados por mi padre, donde describe circularmente la historia prehispánica de México, desde su origen hasta la expropiación petrolera. Abajo, hay otros seis murales que son volcanes y que también tienen otra simbología que no he descubierto todavía”, precisó Montoya Burciaga.

Los demás artistas tienen sus murales por todas las paredes del inmenso inmueble, obras de grandes dimensiones donde se puede resaltar el mural al fresco como es el caso de “La Constitución de Apatzingán de 1814”, del pintor poblano, Roberto Cueva del Río (1908-1988).

Fue en 2013 cuando la entonces titular de la Secretaría a de Cultura capitalina, Lucía García Noriega, afirmó que el edificio se
convertiría en el quinto Faro (Fábrica de Artes y Oficios) de la ciudad, proyecto que jamás llegó.

Es en 2015 que el hijo de Montoya de la Cruz comenzó a realizar las gestiones necesarias para ver de qué manera se podía  recuperar el edificio y restaurar sus murales, sobre todo, “porque estaba la posibilidad que el inmueble pudiera ser demolido y se perdieran las obras.

Afortunadamente, hay un andamiaje jurídico que no ha permitido que exista una demolición, aunque siempre está ese fantasma, porque está completamente abandonado”, lamentó.

De acuerdo con Montoya Burciaga, la Secretaría de Cultura capitalina no tiene ningún antecedente por escrito preciso de los
murales ni de la situación del edifico.

En su intento por preservar las obras pictóricas, buscó apoyo con otras instituciones culturales, como el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), quien a través del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam), realizó un inventario de la obra de su padre dentro del inmueble.

Con acceso restringido, el Hotel Posada del Sol a veces es utilizado como bodega del gobierno de la Ciudad de México y también rentado como set para la grabación de películas, series y documentales. “Algunas autoridades han dicho que rescatar el edifico es muy caro, porque presenta problemas de hundimiento, además de que también se inunda con las lluvias. Pese a ello, es importante resaltar que es un inmueble que ha sobrevivido sismos desde 1957. Es lógico que presente detalles por el paso del tiempo y porque está abandonando, pero creo que se puede recuperar”, puntualizó.

Con la llegada de las nuevas autoridades al Gobierno federal y local, Francisco Rugo Montoya Burciaga consideró que el mejor

destino que puede tener el Hotel Posada del Sol, debido a su importante valor cultural, es que sea destinado para convertirse en una universidad, “así como las que pretende crear López Obrador”.

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