Durante este fin de semana unos 20 mil aficionados celebraron en el Zócalo la declaratoria de la Lucha Libre Mexicana como Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México una fiesta de cultura popular.
Sin importar el lado del ring en el que se encuentren rudos y técnicos de diferentes estados de la República Mexicana como “Ponzoña Negra”, “Baby Star”, “Mini Mosco de la Merced”, entre muchos otros, se dieron cita en el primer cuadro de la capital del país.
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Además el Gobierno capitalino anunció la creación de un registro de luchadores para incluirlos en programas de apoyo a la población.
Aunque fue hasta los años 50 de las luchas empezaron a popularizarse en el país porque fue cuando empezaron a transmitirse en televisión, existen datos de que el primer campeonato se llevó a cabo en 1922.
La UNESCO considera que las características de un Patrimonio Cultural Intangible es que al mismo tiempo tradicional y contemporáneo, además de que contribuye a la identidad cultural pues se transmite a través de las generaciones basándose en las comunidades.
Su importancia no radica en la manifestación cultural en sí misma, sino en el acervo de conocimientos y técnicas que se transmiten, revistiendo un valor social y económico tanto para grupos humanos como para países enteros.
