Justicia brasileña arresta al magnate Eike Batista

 

Es acusado por participar en un esquema de corrupción y soborno


La policía brasileña detuvo ayer en el aeropuerto de Río de Janeiro al empresario Eike Batista, dueño de un grupo de empresas multisectoriales que amasó una fortuna de miles de millones de dólares y soñó con desbancar al mexicano Carlos Slim como hombre más rico del mundo.

Batista, cuyas empresas operan en sectores tan dispares como los recursos naturales o la hostelería, fue detenido en cuanto aterrizó en Río de Janeiro procedente de Nueva York, donde el hombre de negocios se hallaba cuando la semana pasada las autoridades brasileñas decretaron su arresto.

Acusado de formar parte de un esquema de corrupción y pago de propinas a políticos a cambio de acceso privilegiado a contratos gubernamentales, el arresto de Batista y su traslado a prisión ha sido noticiado en Brasil casi como una telenovela.

Su ascensión vertiginosa en la década de 2000, su afán por publicitar su éxito económico —llegó a estar en el ranking de los 10 hombres más ricos del planeta y fue el más rico de Brasil— y su posterior debacle empresarial le convirtieron en un personaje habitual de las crónicas periodísticas.

En 2010 llegó a decir al diario británico The Guardian que pronto desbancaría a Carlos Slim como el hombre más rico del planeta, mientras daba públicamente lecciones a Estados Unidos de cómo salir de la crisis económica o invitaba a la prensa a conocer sus últimos autos y barcos de lujo.

Hijo de una alemana y de un brasileño, Batista, de 60 años, está acusado de pagar comisiones ilícitas por valor de 16 millones de dólares al exgobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, también encarcelado.

Su arresto es una nueva fase de la Operación Lava Jato, que desde 2014 investiga los multimillonarios desvíos desde la estatal Petrobras, y podría suponer una vuelta de tuerca para políticos de la élite brasileña, con los que Batista mantenía estrechas relaciones.

Antes de ser arrestado, Batista, que posee nacionalidad alemana y se temía que se refugiara en ese país europeo, dijo que volvía a Brasil para “mostrar cómo son las cosas”, en un signo de que podría confesar todo cuanto sabe y señalar a nuevos culpables. Según medios locales, el empresario salió del país —la semana pasada— sabiendo de la orden de arresto que se había ordenado en su contra. Sus defensores legales negociaron su entrega después de que la justicia brasileña solicitara a la Interpol su captura a nivel internacional.