La poeta Gioconda Belli asegura: Con Ortega volvimos al Somocismo

 

*Nicaragüa es como el país de Sísifo: Gioconda Belli Erick Muñiz. Enviado. Nicaragua es el país de Sísifo, ese personaje de la mitología griega condenado eternamente a empujar hasta la cumbre de una montaña una pesada piedra que siempre se cae antes de llegar a lo alto. Y esa piedra que el pueblo nicaragüense lleva […]


*Nicaragüa es como el país de Sísifo: Gioconda Belli

Erick Muñiz. Enviado.

Nicaragua es el país de Sísifo, ese personaje de la mitología griega condenado eternamente a empujar hasta la cumbre de una montaña una pesada piedra que siempre se cae antes de llegar a lo alto.

Y esa piedra que el pueblo nicaragüense lleva a cuestas con tanto esfuerzo tiene nombre y apellido: Daniel Ortega, actual presidente del país centroamericano que vivió hace un año una revuelta civil que dejó muertos, desaparecidos y presos políticos, además de una restricción de las libertades parecida a la que se sufrió bajo la dictadura de Anastasio Somoza.

Así lo visualiza Gioconda Belli (Managua, diciembre de 1948), poeta que apoyó la lucha armada del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSNL) y fue funcionaria pública de 1979 a 1994, cuando aún no se sentía traicionada por Ortega.

La mujer de letras y de la melena rebelde accedió a analizar para Notimex la situación en su país, el futuro que vislumbra para solventar la situación y las causas que llevaron al líder revolucionario, Daniel Ortega, a convertirse en lo que tanto combatió: un dictador al estilo de Somoza.

“Daniel Ortega se convirtió en lo que combatía cuando era joven y eso no es tan raro. Lamentablemente ha sucedido bastantes veces en la historia, que un tirano engendra a otro.

“Y nosotros no nos lo merecemos, este pueblo ha sido tan valiente tan sufrido y mantiene su alegría. Es un pueblo con tanto espíritu, con tanta poesía, con tanta imaginación que se merecía un mejor destino, Este es como el país de Sísifo subimos la piedra y se nos vuelve a caer”, señala la “poeta Belli” como la llaman en Managua.

El escenario de la entrevista es un café-librería donde hay un estante con la leyenda “escritores nacionales” y Gioconda comparte el lugar de honor con el novelista Sergio Ramírez. Por eso no es extraño que de tanto en tanto la charla se vea interrumpida por gente que se acerca a saludar, felicitar y abrazar a la poeta.

Ella es amable, accesible, reparte sonrisas y luego la seriedad cuando vuelve a la charla:

“Nosotros estamos en una situación de militarización, privados de muchas libertades, no podemos manifestarnos en la calle, tenemos presos políticos, una mordaza prácticamente. Sólo hay un Canal de televisión que es el Canal 10 que da un poco de noticias, pero han clausurado otros y están reteniendo el papel y la tinta de los diarios La Prensa y El Nuevo Diario.

“Yo soy presidente de PEN, que es una organización de poetas, escritores y novelistas y estamos siguiendo muy de cerca los problemas de la libertad de prensa. Entonces aquí, además de que tenemos a los dos periodistas más conocidos Miguel Moray Lucía Pineda en la cárcel desde el 21 de diciembre, también tenemos el exilio de Carlos Fernando Chamorro, quien es nuestro más prestigioso periodista y ha tenido que desarrollar su trabajo desde Costa Rica”, señala la poeta.

NO PUDIERON CON LA SITUACIÓN

Para Belli, quien durante la lucha contra el somocismo transportó armas y viajó al extranjero para obtener recursos para el FSLN, el gobierno devino en una dictadura que ahora no asume la responsabilidad del descontento social que ha provocado.

“Lo que siento es que la dictadura parece no asumir una responsabilidad sobre lo que ha pasado, ellos lo que hicieron fue absolutamente negar el derecho de los nicaragüenses a exigir más democracia, libertad y tratar a todo el que protestaba como delincuente, inventar toda esa especie de cliché de golpe de estado.

“El gobierno no supo manejar adecuadamente una situación de descontento popular y empezó una represión tan violenta que en cinco días murieron 23 personas. Pensaron que podían reprimir el descontento de la gente por miedo, pero el miedo no ha funcionado.

“Los presos políticos han sido tratados inhumanamente, han sido golpeados, la muestra más grave de la falta de compasión y de respeto a los derechos humanos ha sido la manera en que los presos políticos han sufrido en las cárceles de Daniel Ortega y Rosario Murillo (esposa de Ortega y vicepresidenta de Nicaragua) porque realmente todos han sido maltratados, las mujeres, los muchachos”, explica Gioconda mientras agita su icónica cabellera y da un sorbo a su bebida.

Asegura que los juicios han sido fabricados y se han impuesto condenas que no se habían visto jamás “a un campesino le pusieron una condena de 200 y tantos años cuando aquí la pena máxima es de 30 años según la Constitución”.

Explica que desde que Daniel Ortega llegó a la presidencia se ha dedicado a vaciar la Constitución y centralizar el poder en él y en su esposa, además de que sus hijos controlan la mayoría de los Canales de televisión.

“Montan una propaganda manipuladora tomando las creencias de la gente y crean esta religión alternativa donde usan la Biblia, y la esposa de Ortega es experta en agarrar todas esas citas bíblicas y meterlas en los comunicados oficiales y es una manipulación religiosa

“Pero todo lo que se vio el 18 de abril (de 2018, cuando empezaron las protestas) es que a pesar de toda la propaganda y de todo lo que ellos estaban haciendo para crear a idea de que este país estaba avanzando en muy buenas condiciones, lo que realmente se vio fue que la gente no estaba contenta y no estaba aceptando la situación”, expone.

SE TUERCE LA LUCHA

-¿Dónde se torció esa lucha del sandinismo que se empeñó tanto en quitar a Somoza?

-Yo veo dos momentos: uno cuando empieza la guerra de la contrarrevolución, que no le dio tiempo a la revolución sandinista de llevar a cabo sus planes, cuando Estados Unidos le da el apoyo millonario a ese ejército de descontentos eso crece y eso tuerce el destino de la revolución porque los recursos y esfuerzos se deben dirigir a combatir esa lucha.

“Los dirigentes que tenían una formación más autoritaria militar empezaron a constreñir el espacio de libertad, entonces aquí se hicieron cosas indebidas como confiscaciones a gente que no debió sufrirlas, y nosotros creímos que se iba a confiscar los bienes de Somoza y empezaron con otras personas. No fuimos maduros en eso.

“Luego vino la caída del socialismo, el pueblo estaba muy cansado y las conversaciones se llevaron a que se montara una contienda electoral transparente, limpia y supervisada, fue donde ganó Violeta Chamorro.

“Después de eso, el diluvio. Lo que pasó es que Daniel Ortega quedó con un trauma por haber perdido las elecciones, se propuso que no le iba a suceder nunca más y entonces centralizó totalmente el poder en sí mismo y empezó a hostigar y desprestigiar a todos los que empezaron a cuestionar su estancia en el poder y sus métodos de trabajo”, dice la poeta y no puede evitar un dejo de tristeza en la mirada, después de todo está explicando la debacle de un movimiento.

Como sucede con las madres que tienen hijos presos o desaparecidos, la autora de Línea de Fuego, obra escrita durante su exilio en México, tiene muy claras las fechas de las tragedias, y para ella el Daniel Ortega revolucionario murió en 1993.

“Sin duda eso fue en 1993 y ahí se da un rompimiento del Frente Sandinista, entonces pienso que en ese momento se empieza a construir el personaje que es Daniel Ortega hoy. Ya no tenía el balance de racionalidad ni de madurez de las otras ocho personas que eran la dirección del sandinismo y se obsesiona con retornar al poder.

“Ortega empieza a participar en elecciones en 1996 que pierde, luego en 2001 y pierde y en la medida en que se da cuenta que su táctica beligerante no funciona, empieza a ponerse piel de cordero. Entonces empieza vestirse de blanco, se casa por la iglesia y le promete a la iglesia prohibir el aborto terapéutico y hay toda una metamorfosis hasta llegar a este monstruo que tenemos ahorita”, cuenta la poeta.

Aclara que Ortega es un hombre que nunca ha trabajado en su vida, pues no sabe nada más que hacer política. “Bien joven fue a la cárcel y salió en 1974, pasó en Cuba hasta 1976 y se fue a Costa Rica y estuvo hasta 1979 entonces lo que él ha sabido hacer es conspirar y gobernar

“Es una persona que no avanzó en términos de evolución ideológica, él es muy astuto para intrigar, para dividir y el binomio con su esposa que es bien organizada ha sido demoledor para la institucionalidad”.

Asegura que hasta el 18 de abril Ortega se llevaba “súper bien” con los Estados Unidos y después acusó a este país de estar detrás de las protestas, y se sintió traicionado porque Nicaragua detenía el narcotráfico, no dejaba pasar a los migrantes, especialmente los cubanos “y Estados Unidos estaba feliz y la empresa privada también con este presidente que se vende como izquierdista y revolucionario pero sólo para lo que le conviene”.

Asegura que “este es un gobierno casi monárquico es el rey, la reina y los hijos ellos deciden todo y tiene una corte que sólo recibe órdenes y se sienten elegidos por Dios”.

Cuando se le pregunta a la poeta Belli qué debería hacer Daniel Ortega para limpiar su nombre en la historia lo medita unos segundos, mira a la ventana donde la lluvia le recuerda a Managua que Mayo es un mes donde se verá poco el sol y responde:

“Si me pidiera consejo le diría que convoque a elecciones, que se vaya a su casa y se retire. Pero el temor que tenemos es que no se retire que quiera hacer lo que hizo durante el gobierno de doña Violeta (Chamorro) que llamó gobernar desde abajo.

“Dentro del sandinismo se debe dar una reflexión, porque están destruyendo todo el legado sandinista y deben darse cuenta que el partido tiene una vida más allá de Rosario Murillo y Daniel Ortega y no tomas las riendas y los obligan a tener una actitud más razonable y no reprimir como lo han hecho”.

La comparación con los 45 años de dictadura de Somoza en los años 70 es ineludible y Gioconda Belli también llega a ese punto.

“Ha sido como volver al somocismo, es impresionante. Así vivíamos en el somocismo, en cualquier momento te echaban preso, estaban los policías en cualquier lugar, no podías salir a la calle, era peligroso porque mataban a gente a cada rato, aquí secuestra gente a diario la policía, los tienen dos tres días y después aparecen en El Chipote (una cárcel) o no aparecen.

“El tratamiento de los presos es impresionante, los golpean a las mujeres las han violado, aquí han violado hombres metiéndoles tubo de mortero en el ano, ha hecho cosas terribles”, denuncia la artista cuya poesía feminista sacudió Latinoamérica en la década de los 70.

Explica que es como el hombre abusivo le dice a la mujer: te voy a dar de comer, te voy a dar casa, “pero aquí el que manda soy yo y si te movés te pego, es terrible”. /NTX/EDMS/NICARAGUA19/