Las parroquias cerradas “me hacen daño al corazón”: Papa

ROME, ITALY – APRIL 18: Pope Francis leads the Way of The Cross at the Colosseum on April 18, 2014 in Rome, Italy. The Way of the Cross is a centuries-old and much beloved devotion, that began as a sort of spiritual pilgrimage to the places and scenes and events of ChristÕs passion for those who could not make the pilgrimage to the Holy Land in person, as well as for those who had made it and wished to relive their experience, and for those who were preparing for the journey. (Photo by Franco Origlia/Getty Images) ORG XMIT: 485297283 

En la Plaza de San Pedro del Vaticano, Francisco celebró la eucaristía por el Jubileo


 

Los horarios reducidos y las puertas cerradas de las parroquias, la falta de sacerdote, diácono o fiel en las iglesias “me hacen daño al corazón”, confesó hoy Francisco en una misa en la cual participaron miles de diáconos de diversas partes del mundo.

En la Plaza de San Pedro del Vaticano, Francisco celebró la eucaristía por el Jubileo de los Diáconos, y pidió que estas figuras, que ayudan en diversas actividades eclesiásticas sin ser sacerdotes, “sean mansos, en la mansedumbre madura la vocación de ministros de la caridad”.

A ellos los exhortó a estar “disponibles en la vida”, no ser “esclavos de la agenda que establecen” sino a ser “dóciles de corazón”, a estar abiertos a lo no programado: “Listo para el hermano y abierto a lo imprevisto, que no falta nunca y que es a menudo la sorpresa cotidiana de Dios”.

“Estamos invitados a vivir la disponibilidad, a alejarnos del disponer todo para sí o disponer de sí como se quiera”, dijo.

“Quien sirve no es un custodio celoso del propio tiempo, es más: renuncia a ser el dueño de la propia jornada, sabe que el tiempo que vive no le pertenece, sino que es un don que recibe de Dios para ofrecerlo a su vez”, añadió.

Explicó que quienes sirven en la Iglesia deben abrir las puertas del propio tiempo y del propio espacio a quienes están cerca de él, a quienes tocan la puerta fuera de horario, a costo de interrumpir algo que le gusta o el descanso que se merece.

Este año se cumplen cinco décadas del restablecimiento de la figura del diácono, que existía en los primeros siglos del cristianismo pero que después cayó en desuso.

Actualmente son unos 45 mil los diáconos permanentes, hombres que pueden ser casados o solteros, encargados de ayudar a los sacerdotes y obispos en las obras de caridad de la Iglesia, siguiendo el modelo de la primera comunidad cristiana.

El líder católico destacó las cualidades de quienes ejercen este ministerio, deben ser mansos, servidores y no “jugar a imitar a los sacerdotes”. Ellos no deberían agitarse ni pretender ser atendidos imponiendo su autoridad.

“Dios, que es amor, llega incluso a servirnos por amor: con nosotros es paciente, comprensivo, siempre solícito y bien dispuesto, sufre por nuestros errores y busca el modo para ayudarnos y hacernos mejores”, ilustró.

“Estos son también los rasgos de mansedumbre y humildad del servicio cristiano, que es imitar a Dios en el servicio a los demás: acogerlos con amor paciente, comprenderlos sin cansarnos, hacerlos sentir acogidos, a casa, en la comunidad eclesial, donde no es más grande quien manda, sino el que sirve”, apuntó.