¿Quién es el hombre que dicen que manipula a Trump?

 

Es el funcionario con la mayor concentración de poder en la Casa Blanca


El súper asesor de la Casa Blanca, Steve Bannon, está dando vida a una criatura que amenaza y aterroriza con sus acciones a sus connacionales, a los mexicanos y a gran parte del mundo, tal y como el personaje de la novela de Mary Shelley, el Doctor Victor Frankenstein.

Stephen K. Bannon es el funcionario con la mayor concentración de poder en la Casa Blanca.

En los pasillos políticos y en la opinión pública de Estados Unidos lo colocan como el verdadero artífice de las decisiones más controvertidas del breve mandato de Donald Trump; el creador del monstruo.

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Algunos medios ya lo definen como el gran manipulador, el segundo hombre más poderoso del mundo e incluso como el presidente de facto. A él le gusta compararse con Darth Vader.

De manera oficial es el jefe de estrategia de la Casa Blanca, encargado del diseño de las políticas públicas en el ámbito interior, y también tiene un asiento en el Consejo de Seguridad Nacional.

El funcionario, quien es abiertamente supremacista blanco, representa lo peor del racismo y xenofobia norteamericana, sector que siempre ha estado latente, pero que ha salido de su ostracismo con la llegada de Trump a la presidencia de EU.

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Un outsider, un personaje que llega a la arena política para acabar con el sistema político, así se puede definir a Donald Trump, pero sobre todo a Bannon, porque el Trump presidente parece una creación del Bannon asesor.

Desde su posición como jefe de campaña de Trump, Bannon trazó una hoja de ruta que no admitía desvíos, la agresividad del discurso, el ataque a los inmigrantes y el acercamiento a los sectores conservadores blancos. Su estrategia rindió frutos.

También se le señala como autor de los enunciados centrales del discurso de la toma de posesión de Trump, así como de las órdenes ejecutivas en contra de los migrantes y de los refugiados, incluso sería el personaje detrás de la beligerante cuenta de Twitter del presidente.

Destruir el sistema

Como el propio Bannon lo reconoció en una entrevista en The Daily Beast en 2014, su gran objetivo es arrasar con todo y destruir el establishment actual.

“Lenin quería destruir el Estado y ése es mi objetivo también”, sostuvo en la publicación.

Su apariencia desaliñada acorde a la importancia del cargo que ostenta, el presentarse frecuentemente sin rasurar, usando pantalón casual y saco deportivo en la oficina oval, es toda una declaración de intenciones: Estoy en la política, pero no soy parte de la política, soy enemigo de ella.

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En un artículo de la publicación estadounidense Slate, una de las más importantes para los intelectuales de izquierda progresiva, definen su particular código de vestimenta.

Bannon no ha escondido su discurso. Los polémicos decretos firmados por Trump tienen todo su sello y reafirman su predisposición a lo que ha declarado, “sabotear al sistema llevándolo al límite”.

Bannon aseguró a The Washington Post, que el mundo está asistiendo al nacimiento de un nuevo orden político.

Y es que el estratega en jefe de la Casa Blanca ha proyectado a través de Donald Trump esta agenda de romper con el sistema político, discurso presente desde el inicio de la campaña del magnate, y que se ha ido radicalizando ya en su administración.

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Los enfrentamientos con la prensa a quien ha exigido mantener la boca cerrada, y a la que ha calificado como el mayor enemigo político de la administración, o la intensa batalla que sostiene con el poder judicial son apenas muestras de ello.

Pero además hay aspectos fundamentales que apuntan a la intención de romper e incluso destruir el sistema político, como el resurgimiento de las doctrinas aislacionistas, que invitan a un replanteamiento de papel de Estados Unidos en el mundo.

Durante muchos años, EU se ha caracterizado por una política exterior de reforzamiento de su papel como gran jugador geopolítico, pero con la llegada de Trump (y de Bannon), podría estar dando los primeros pasos para abandonar este rol.

Autor del texto en Reporte Indigo: CARLOS SALAZAR

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