2 de marzo de 1829 falleció Josefa Ortiz de Domínguez

La mujer que aparece en las antiguas monedas de cobre de cinco centavos, a las que llamábamos “josefitas”; así como la que figura en los antiguos billetes de cinco y veinte pesos
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Popularmente conocida como “doña Josefa”, “La Corregidora” y “doña Chepita”. Fue la primera mujer que tuvo un papel preponderante en los inicios del movimiento de Independencia. Miembro importante en la conspiración de Querétaro, encabezada por Miguel Hidalgo y Costilla al cual estará siempre ligada. Mujer audaz cuyo nombre completo era María Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón.

De padres españoles quedó huérfana a temprana edad, permaneciendo al cuidado de su hermana María Sotero Ortiz, quien la internó en el Colegio de San Ignacio de Loyola (Colegio de Las Vizcaínas), en la Ciudad de México, donde aprendió a realizar todos los menesteres de una ama de casa, además de una educación básica; allí permaneció hasta 1791, cuando conoció al señor Miguel Domínguez con quien contrajo matrimonio en 1793. Diez años después, este último es nombrado corregidor de Querétaro, a donde se traslada toda la familia, motivo por el cual es llamada La Corregidora.

Aunque se dice que durante un tiempo propagó las ideas liberales, y manifestó simpatía por las logias masónicas; también se comenta que, después de su encierro, doña Josefa guarda un especial silencio que nadie se explica, salvo que mostró su desagrado por algunos eventos violentos durante la guerra, nada expresa en público; ni aun después de la consumación de la Independencia. Rechaza reconocimientos y homenajes llevando una vida sosegada hasta su muerte el 2 de marzo de 1829, a causa de una pleuresía. Sus restos se sepultaron en el convento de Santa Catalina de Siena, de donde años después son trasladados a Querétaro, donde sería homenajeada nombrándola Benemérita de la Patria.

 

 

En la actualidad, doña Josefa Ortiz de Domínguez ha sido desmitificada y se le considera una mujer de carne y hueso, que se atrevió a ir en contra de las costumbres de la época, pero lo que nunca cambiará es que sea recordada como la primera heroína de la Independencia de México, ya que no se acobardó ante la responsabilidad histórica que le tocó vivir: la libertad de su patria.

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