En sus marcas…

 

Arden las vanidades; Anaya mira al futuro


En las primeras filas del Auditorio Nacional destacaban cuatro asistentes. Una voz llamaba a ocupar los asientos “el espectáculo está por iniciar”.

Miguel Ángel Mancera, Rafael Moreno Valle, Ernesto Ruffo Appel y Juan Carlos Romero Hicks, todos ellos exaspirantes a gobernar el país, vieron desde primera fila la protesta de Ricardo Anaya como candidato a la Presidencia de la República.

El panista salió detrás de una pantalla gigantesca. Corrió un poco para poder llegar al centro del escenario. Levantaba la mano, saludaba. Los chiflidos de los asistentes que lanzaron previamente en señal de inconformidad por el retraso de más de una hora, se convirtieron en gritos y vitoreos.

¡Mancera, Mancera, ra, ra, ra! gritaron los asistentes, entre ellos trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México. Como si fuera una competencia una segunda porra gritó, ¡Anaya, Anaya, ra, ra, ra! “Están muy motivados”, respondió.

“Aquellos que ya se estaban frotando las manos por un supuesto pleito entre Javier Corral y yo, se van a quedar con las ganas”, dijo Anaya de inicio, luego de que el mandatario de Chihuahua criticara el proceso de elección interna para conformar la lista de candidatos plurinominales al Senado del PAN.

Leyendo su discurso desde una pantalla colocada en el piso, repitió que combatirá los “tumores” que han afectado a México: la corrupción, la violencia y la desigualdad.

Los dirigentes de los tres partidos que conforman la coalición aplaudían. Movimiento Ciudadano puso el ambiente con su famosa canción (na na nana na na), la cual no dejó de sonar.

A los tres, Anaya les agradeció. Lo mismo que a gobernadores panistas y perredistas que acudieron a arroparlo.

En casi una hora, ocupó la pantalla y proyectó videos para hablar de comercio digital, energías renovables y manufactura del conocimiento, temas que a decir del perredista Jesús Ortega, “le van a servir para conectar con los chavos”.

El panista, único orador, también criticó el autoritarismo y la verticalidad de “ya sabes quien”, al tomar decisiones; y para comparar su propuesta de “cambio inteligente” frente a la que dijo “representa Morena” proyectó dos videos de lo que considera es el futuro.

Al final, a la manera tradicional, subieron al escenario los líderes de los tres partidos y el Jefe de Gobierno, como “testigo de honor”. Anaya se tomó protesta a sí mismo, cayeron miles de papeles de color, azul, naranja y amarillo, la gente vació el auditorio y algunos corrieron porque el camión que los trajo los dejaba.

Ratifican a Meade con mano levantada

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) recurrió al más viejo, pero efectivo, método democrático para ratificar a José Antonio Meade Kuribreña como su candidato a la Presidencia de la República: la mano alzada.

Bastó con que los 18 mil 920 delegados que asistieron al Foro Sol alzaran su mano para ratificar al único precandidato, sin necesidad de pedir que se manifestaran los inconformes o saber si había alguna abstención.

La cargada –esa masa amorfa que llega desde toda la geografía nacional– que antes rompía en aplausos, porras y un ruido infernal para dar la bienvenida al ungido, no fue suficiente para llenar el recinto.

Butacas vacías y desorganización privaron en la ceremonia protocolaria para oficializar lo que desde hace dos meses o más se sabía. Meade se presentó como un rockstar descafeinado, pues los viejos y nuevos políticos se quedaron con las ganas del besamanos tradicional. Las trabas de acceso al recinto impidieron que la bufalada lo cobijara.

El sol abrazador adormecía a los presentes o de plano los obligaba a buscar refugio en cualquier sombra, las gorras y lentes oscuros resultaban insuficientes para evitar que la luz cegadora permitiera ver al candidato.

Un discurso de cerca de 50 minutos, donde a pesar de proclamar que su “única obligación, pacto y alianza es con México”, no logró prender a los desangelados priistas que abandonaban discretamente el escenario.

Por eso no escucharon lo que Meade proponía. El ungido no le hizo caso a quienes le pedían romper con el Enrique Peña Nieto, pues no reconocer sus méritos sería mezquino.

Quienes se fueron, porque no aguantaron cuatro horas y media bajo el sol, se perdieron la oportunidad de escuchar a su candidato asegurar que ahora sí “será implacable con la corrupción”.

Si esos priistas que salieron presurosos porque el calor quemaba y los autobuses ya los esperaban para regresarlos a sus lugares de origen, hubieran esperado se habría enterado de que su candidato, recién elegido, los llamó a mantenerse de pie porque el país los necesita, se avecina la más dura batalla, “nos estamos jugando el futuro de México, de ustedes depende el futuro, estamos frente a una de las batallas más peligrosas”, advertía.

Pero no, no se esperaron ni se conmovieron. Mejor corrieron a refugiarse del sol o al camión, no sea que los deje, como ellos dejaron a Meade.

“Obcecado”, AMLO va por tercera ocasión

Terco, necio y obcecado… Así se definió Andrés Manuel López Obrador, el político que por tercera ocasión consecutiva aparecerá en la boleta electoral para la elección presidencial.

A mano alzada, sin oposición y con el respaldo unánime de la Asamblea Nacional Electiva (ANE) del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido que fundó, se oficializó su tercer y último intento por ganar la Presidencia.

El tabasqueño admitió que su imagen pública genera polémica, “soy terco, es de dominio público; necio, dicen, obcecado, perseverante, como suele llamarse a quienes defienden ideales, principios o alguna causa”, afirmó.

Sin embargo, aseguró que como presidente impulsará el desarrollo social y económico y erradicará la corrupción.

“Con esta misma convicción actuaré como presidente de la República, con terquedad, con necedad, con perseverancia, rayando en la locura, de manera obcecada, acabaré con la corrupción”, expresó.

Por la mañana, López Obrador llegó a un salón de un lujoso hotel del Centro Histórico tomado de la mano de su esposa Beatriz Gutiérrez.

Horacio Duarte, presidente de la ANE, leyó rápidamente la orden del día. Luego aprobaron la lista de los senadores que postulará Morena por la vía plurinominal: Martí Batres, Delfina Gómez, Rocío Nahle, Félix Salgado Macedonio, Nestora Salgado, entre otros.

Ante la algarabía, en un salón casi en penumbra, pues sólo se iluminó el templete principal, el también representante de Morena ante el INE les preguntó si aprobaban la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador.

Los asambleístas levantaron sus manos entre gritos de “Presidente, Presidente, Presidente”. Irónico, Duarte cuestionó si había votos en contra, lo que provocó la risa de los asistentes.“No veo ninguno, por lo tanto queda aprobada por unanimidad de votos”, expresó.

Un sonriente Andrés Manuel López Obrador tomó protesta como candidato presidencial de Morena y cabeza del proyecto alternativo de nación.

Acompañado por los integrantes de su gabinete y liderazgos del partido, acotó que está consciente de su importancia histórica, por lo que apegado en sus principios no mentirá, no robará ni traicionará al pueblo. En un discurso de 29 minutos, dijo que está seguro de que la “justicia es amor”.

Después, apoyado por su equipo de colaboradores, se abrió paso entre decenas de militantes y periodistas, para llegar a otro salón y el Consejo Nacional, acompañado por la presidente de Morena, Yeidckol Polevnsky