Así fueron las horas previas a la salida de Enrique Ochoa Reza

 

Ni una sola visita oficial recibió en su oficina


Enrique Ochoa Reza llegó a su oficina ubicada en el segundo piso del edificio del Partido Revolucionario Institucional (PRI), alrededor del mediodía. Toda la tarde atendió agenda privada, ni una sola visita oficial; era como el coronel que permanece en espera de noticias, en la novela de Gabriel García Márquez “El coronel no tiene quien le escriba”.

Sabía que sus horas al frente del PRI estaban contadas. Una nota en redes sociales advirtió que su sucesor sería René Juárez.

Espero solo en su oficina. Cinco minutos antes de las seis, llegó Juárez Cisneros; no dio detalles, sólo que había sido llamado por Enrique Ochoa.

Se le preguntó sobre los riesgos de “cambiar el caballo a mitad del río”. “Primero déjenme llegar”, soltó, con una risa nerviosa.

Subió casi corriendo. Unos minutos después llegaron el senador Ernesto Gándara Camou, secretario técnico del Consejo Político del PRI, y Socorro Jasso, subsecretaria del organismo, encargados de afinar detalles de la convocatoria para renovar la dirigencia nacional.

Apenas una hora después, todo estaba listo para oficializar la salida de Enrique Ochoa, el primer gran cambio en la estrategia electoral del PRI que no ha podido abandonar el tercer lugar de las encuestas, a pesar de que Ochoa ganó las elecciones en Coahuila y el Estado de México, la primera en tribunales y la segunda con el apoyo del Partido Verde y Nueva Alianza.

Sin embargo, logró organizar las listas de candidatos a diputados y senadores por mayoría relativa y representación proporcional sin mayores daños. Y llevó el proceso para modificar los estatutos del PRI y permitir la candidatura externa.

Aunque nunca estuvo cercano a José Antonio Meade, lo defendió en cada foro que se presentó, pero no le alcanzó para llevar una candidatura ganadora. Este miércoles sería reemplazado; la comunicación nunca llegó.

dgp