Así habló el presidente de España sobre México

presidente de España sobre México
 

Denunció que en el mundo aún hay nostálgicos de los tiempos terribles, de los nacionalismos excluyentes, de la incomunicación y de la intolerancia


El presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, comparó el exilio español provocado por la guerra civil en la década de los 30, con la situación actual de Venezuela y también la actitud que mostró México hace 80 años, con la que tiene ahora ante el conflicto venezolano.

Describió al gobierno y pueblo mexicano de “una extrema amabilidad” y como una tierra de asilo seguro, que ha recibido con los brazos abiertos a exiliados desde la guerra de España hasta el golpe de Estado de Pinochet, en Chile.

“México sigue siendo esa tierra de acogida, de la que es posible enamorarse. Una tierra que incluso cuando se llega a ella huyendo de una persecución o de la miseria resulta consoladora, no va a haber ningún muro que cambie eso”.

De esta manera se refirió a la postura del gobierno mexicano durante la guerra civil española: “La solidaridad mexicana de aquellos tiempos de guerra es admirable: brindó apoyo, suministros y realizó gestiones diplomáticas para gestionar cauces de compra para los españoles, se sumó a las brigadas internacionales para luchar en una tierra que les era ajena, con el objetivo de derrotar al fascismo. México fue una patria, una patria verdadera”.

Durante la conferencia magistral que ofreció en el Colegio de México, llamó a que “miremos hoy a los exiliados actuales, tantos países que viven vidas truncadas, hacia los migrantes que huyen de la miseria, de la persecución o de la violencia y recordemos que eso fue en algún momento lo que le pasó a los españoles en 1939. Estos días en Venezuela ha vuelto a estar en la primera línea de la atención pública”, señaló.

“La situación de Venezuela por múltiples argumentos, pero hay un argumento que no admite réplica y es el del exilio, ningún gobernante es virtuoso y ningún gobernante tiene legitimidad si sus ciudadanos se ven obligados a marcharse de su país, dan igual las razones doctrinales que tenga, dan igual los intereses que estén en juego, la migración forzada o el exilio son inaceptables y no son sostenibles”, detalló.

En un breve discurso ante funcionarios del gobierno federal, entre ellos el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, el mandatario español señaló: “La democracia, y recordémoslo siempre, no es únicamente un sistema electoral, la democracia es el sistema que respeta a las minorías y que permite a sus ciudadanos establecer un proyecto de vida autónomo y libre. Si esos ciudadanos tienen que marcharse en busca de un plato de comida o de libertad, como lleva años pasando en Venezuela, la democracia se revienta”.

Sánchez Pérez-Castejón acentuó la comparación al señalar que “en 1939 fue España, en 2019 hay focos de exilio, desgraciadamente, por todo el planeta: sirios que huyen de la guerra, africanos que huyen del hambre, venezolanos que huyen de un régimen que les es hostil, centroamericanos que huyen de todo eso a la vez”.

Hace 80 años, recordó, México permitió a miles de españoles resucitar, rehacer su vida con un paisaje y con gente que ofrecieron amistad, deuda que, insistió al menos en tres ocasiones, no puede pagarse salvo con la gratitud. “México preguntó entonces: ¿Necesitas una patria?, yo te la ofrezco”, expresó.

También llamó a no contaminar al exilio de romanticismo ni de épica, “el exilio es una experiencia traumática, es terrible siempre”, por lo que exhortó a abonar que no vuelva a suceder nunca, en ningún lugar del mundo, para lo cual no se debe olvidar la historia de exilios como el español, “no se me ocurre una condena más terrible para cualquier ser humano que la de abandonar a la fuerza a tu gente, a tus amigos, a tu familia, abandonar el paisaje en el que has crecido”.

Indicó que la guerra civil puso a prueba al orden internacional y mostró las debilidades de la sociedad de Naciones Unidas, porque se trata de son personas y no de actores de un juego de geoestrategia,

“Queremos un mundo en el que eso no pueda pasar, un mundo en el que las Naciones Unidas y el multilateralismo que está ahora mismo puesto en cuestión tenga la fuerza de imponer la prudencia y de frenar cualquier instinto bélico, por eso a nosotros nos gusta la Unión Europea, uno de los proyectos políticos más ambiciosos y más beneficiosos de nuestro tiempo”, señaló.

Para los españoles exiliados, dijo, “ha llegado el momento de pedirles perdón, de reconocer su sacrificio y devolverles su lugar en la historia de España”.

Denunció que en el mundo aún hay nostálgicos de los tiempos terribles, de los nacionalismos excluyentes, de la incomunicación y de la intolerancia; en España hay nostálgicos del franquismo, “apuestan por recortar los derechos de las mujeres o de los que piensan distinto a ellos”.

Para finalizar su discurso el presidente del gobierno español ejemplificó lo que México hace con las personas que acoge en el exilio. Retomó una frase del diplomático mexicano Luis Ignacio Rodríguez Taboada, en 1940, amigo y protector de Manuel Azaña, quien fuera presidente de la República Española: al morir Azaña se les prohibió que sobre su féretro llevara la bandera republicana, hecho ante el que Rodríguez Taboada expresó: “Lo cubrirá la bandera de México, para nosotros será un privilegio, para los republicanos un esperanza y para ustedes una dolorosa lección”.

La presidenta del Colegio de México, Silvia Giorguli dijo que el discurso del mandatario español “puede relacionarse con la coyuntura actual en torno a la migración internacional. Ambos países enfrentan retos por la magnitud del fenómeno migratorio, su posición como lugares de tránsito y de llegada y la dificultad para buscar salidas humanitarias, solidarias, viables, ordenadas y satisfactorias frente a esta crisis”.

Detalló que “el panorama a nivel internacional en el tema migratorio es muy incierto, pero sin duda la experiencia del exilio español en México da lecciones de respuesta posibles y ordenadas frente a la crisis, de integraciones benéficas para los inmigrantes y los contextos de acogida y es un ejemplo de los lazos que potencialmente se pueden construir y reproducir entre dos culturas a través de la migración”.