En Acambay hay cultura huachicolera

En Acambay hay cultura huachicolera
 

A simple vista es un municipio que se dedica al comercio y al campo, pero la mayoría tiene conocidos que se dedican a este flagelo.


En estas tierras, por donde corre el ducto Tula-Toluca, la ordeña de gasolina es una actividad más como sembrar maíz o vender comida en la plaza.

Los vecinos saben dónde y quién vende huachicol. Si se insiste, fácilmente se pueden obtener apodos e indicaciones para llegar a las lugares donde se comercia.

José venden jugos afuera del deportivo donde el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció 8 acciones sociales para desalentar el huachicoleo con una bolsa con 189 millones 300 mil pesos tan solo para Acambay.

Desde su puesto ambulante ve pasar al político tabasqueño en una camioneta tipo Suburban que antes era parte de la flotilla del Estado Mayor Presidencial.

El hombre de unos 27 años dice que en Acambay hay una cultura huachicolera ya que de alguna manera y grado, muchos participan en la cadena del robo de combustible.

Sonriendo, rechaza dedicarse “esa chamba”, pero dice que tiene muchos amigos que “sí jalan con los huachicoleros”.

No se refiere a ellos como delincuentes.

A simple vista es un municipio que se dedica al comercio y al campo, pero la mayoría tiene conocidos que se dedican a este flagelo.

La señora Luz, quien se inscribió para recibir la pensión para adultos mayores de 2 mil 550 pesos cada dos meses, sabe que sus vecinos almacenan gasolina.

Celebra que lleguen los apoyos sociales para desalentar la ordeña ya que tiene temor que se registre una explosión como en Tlahuelilpan, Hidalgo, que ha dejado hasta el momento 96 muertos.

Otros cuentan que son menos los que van con bidones y cubetas a las tomas clandestinas después de que los piperos cargan.

“De algo sirvió lo de Hidalgo”, expresan.

Alma, una vendedora de papas fritas en bolsa de plástico, pide que los apoyen con un trabajo formal para “no tener que volverse delincuentes”. Se queja que solo se atiende a los huachicoleros.

El presidente López Obrador arrancó su plan social antihuachicol en Acambay, donde hace unas horas las autoridades federales detectaron dos tomas clandestina.

Con una seguridad discreta y ante miles de personas que llenaron el deportivo, el primer mandatario los instó a que disuadan a los que se roban el combustible.

Les pone de ejemplo la explosión en Hidalgo.

“¿Cuento con ustedes? ¿Vamos para adelante? ¿Se acaba el huachicol?”, gritó.

Luego vino la consulta pública:

“Que levanten la mano los que van a ayudar para convencer, persuadir de que no debe de haber robo de combustible. Que levante la mano.
Todos juntos vamos a limpiar de corrupción a México, vamos a purificar la vida pública del país”, expresó mientras levantaban la mayoría de las manos.

En la mañana, desde Palacio Nacional anunció que en 91 municipios donde pasan los ductos se tendrán 8 programas. Se beneficiarán a 1 millón 688 mil 447 personas en 9 estados con una inversión es de 3 mil 857 millones 273 mil 706 pesos.

Acompañado por el gobernador priísta, Alfredo del Mazo, que recibe simultáneamente cada que toma la palabra rechiflas y aplausos, el presidente López Obrador llegó a Acambay e Ixtlahuaca.

Aunque son considerados municipios huachicoleros, pide no estigmatizarlos. Dice que la mayoría son gente buena y honrada.

Incluso justifica a los que se dedican al robo y la venta ilegal de gasolina, ya que asegura no tuvieron opciones productivas. Prometió que esta situación cambiará.

Habla durante unos 40 minutos ante los mexiquenses y los medios de comunicación que lo acompañaron desde la Ciudad de México, transportados en camiones militares y resguardados por dos unidades artilladas.

Son vehículos tipo cheyenne utilizados para reconocimientos terrestres o patrullar zonas de terracería y áreas urbanas, como donde operan los huachicoleros.

El jueves visitará Huauchinango, Puebla, y en Tulancingo, Hidalgo, otros lugares donde donde se ordeñan ductos, confiado en que los programas sociales desalentará el huachicol.