En sus actos, ni el calor impactó en la gente

 

En sus 545 eventos, los vecinos le pidieron desde seguridad hasta un plan de reconstrucción


EMMANUEL GALLARDO

 

Fueron 545 eventos los que Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de la coalición Juntos Haremos Historia, realizó en tres meses de campaña. De éstos, 475 fueron asambleas territoriales en las 16 delegaciones y próximas alcaldías capitalinas, en una estrategia parecida a la que usó Andrés Manuel López Obrador hace 18 años, cuando contendió para Jefe de Gobierno.

El presente histórico de la CDMX, a casi 20 años de que fue secretaria del Medio Ambiente es dramáticamente distinto.

En esos tres meses, los asistentes a sus mítines la llenaron de exigencias, muchas de ellas, referentes a mejorar las estrategias de seguridad, ante una mayor indefensión de la ciudadanía que ha vivido en carne propia el aumento en la incidencia delictiva.

Fueron giras de trabajo intensas, pero ni la ola de calor, a principios de abril, logró impactar en el entusiasmo de la gente.

Incluso los adultos mayores se mostraron activos y participativos en una campaña que, cuando tocó en su barrio, colonia o pueblo, fue recibida de forma voluntariosa.

Así como la recibió don Pancho, en Tlalpan; un octogenario de frente cobriza y rostro atravesado de arrugas, que dejó de lado su bicicleta benotto negra para gritar arengas efusivas a favor de la doctora. No sin antes ayudar a acomodar una hilera de sillas bajo una lona blanca, con pasos lentos y movimientos pausados, pero decididos.

Mientras Sheinbaum se dirigía a vecinos de la colonia Isidro Fabela, don Pancho se aferraba al manubrio de la Benotto. Denotaba experiencia en la conducción de la bicicleta al posar con soltura sus dedos índice y medio sobre los frenos.

Con ambos pies firmes en el suelo, tomó aire y soltó con su pulmón de 80 años: “¡Viva Morena! ¡Viva Morena! ¡Viva Claudia!” Quien lo compensó con una sonrisa directa a los ojos. Don Pancho, su Benotto y su bigote blanco y delgado, brillaron satisfechos.

En Coyoacán, a principios de marzo, Claudia Sheinbaum llegó a Coyoacán con el Jardín Hidalgo lleno de simpatizantes. Se lo dejaron calientito la actriz María Rojo, aspirante a la alcaldía, Alejandro Encinas, candidato al distrito XXX y Pablo Gómez, quien hoy contiende por el distrito XXIII.

Abajo, entre la gente y entre los gritos de esperanza, la antropóloga Patricia Castelán Vargas, damnificada por el sismo del 19 de septiembre contenía sus lágrimas.

Esperó a que el discurso terminara y aguantó el jalón de un organizador morenista que la quiso quitar del lugar donde la candidata a Jefa de Gobierno hablaba con la prensa. “¡Libertad! ¿Qué, no escuchó el discurso?” le espetó la antropóloga.

Con lágrimas en los ojos, Patricia Castelán entregó un papel a la aspirante.

“Claudia, como damnificada, te pido que antes de la reconstrucción del tejido social, sea la reconstrucción de nuestros hogares.

“Tenemos ocho meses fuera de nuestra casa”, le relató la antropóloga. Sheinbaum, en los diez segundos que le dedicó, contestó: “Sí, es cierto. Tiene razón. Lo hicimos en Tlalpan, fíjate. Así que lo vamos a hacer en la ciudad”.

Después, la abanderada volteó de inmediato a tomarse una foto con un niño. La madre del pequeño le dio instrucciones precisas: “¡Ándale, mijo, abrázala!”.

Durante los tres meses de campaña predominó el color blanco en la vestimenta de la abanderada de Morena-PT-PES, caracterizada por estar conformada por camisa, chaleco, pantalón de mezclilla y tenis.

Con el cabello recogido y con una sonrisa poco vista, la exdelegada llevó a cabo sus asambleas informativas y recorridos territoriales en las 16 delegaciones.

En ellos, la negativa para usar espacios públicos, actos proselitistas de perredistas programados cerca y mítines cancelados por cuestiones climatológicas, así como la nula garantía de seguridad para los asistentes, fueron los inconvenientes registrados.

Así como Gustavo A. Madero, Álvaro Obregón y Coyoacán —gobernadas por el PRD— fueron las delegaciones donde la abanderada tuvo dificultades.

En sus actos, mujeres, niños y personas de edad avanzada se acercaban para tomarse una selfie con ella o saludarla, en apoyo.

Sin embargo, no todos sus simpatizantes tenían las mismas peticiones, como José Luis García, de 29 años, trabajador de la construcción y originario del Estado de México, quien dudaba de las promesas de los candidatos, puesto que al asumir un cargo político se olvidan de quién votó por ellos. “Ojalá y ganaran lo que uno”, propuso.

Él gana 271 pesos al día, insuficiente para cubrir sus principales necesidades.