Hacienda Coauixtla, de campo de batalla a la casa del hijo del diablo

 

Por Mariángel Calderón San Pedro Apatlaco, Mor., 29 Mar (Notimex).- Pablo Hernández descansa en la entrada de la hacienda de San Antonio Coahuixtla, en San Pedro Apatlaco, Morelos, el lugar solo conserva los cascos de un pasado glorioso y vericuetos de ladrillos que aún permanecen en pie tras formar parte de la historia. El anciano […]


Por Mariángel Calderón

San Pedro Apatlaco, Mor., 29 Mar (Notimex).- Pablo Hernández descansa en la entrada de la hacienda de San Antonio Coahuixtla, en San Pedro Apatlaco, Morelos, el lugar solo conserva los cascos de un pasado glorioso y vericuetos de ladrillos que aún permanecen en pie tras formar parte de la historia.

El anciano lleva un libro entre las manos, le gusta investigar, cuenta que el lugar que data de 1857 ha albergado desde curas dominicos, científicos y a Emiliano Zapata y sus revolucionarios, pero también a “El Choco”, de quien todo el pueblo sabe que es el hijo del diablo.

“Zapata vino cuando era coronel, estaba en su apogeo la hacienda, y le dijo a los entonces dueños ‘yo no vengo a quitarles la hacienda, lo que quiero es que les paguen la renta a los ejidatarios’, los dueños se opusieron entonces el general le metió lumbre a la hacienda”.

Se cuenta que el día de la quemazón las personas del pueblo recordaban que toda la melaza de la hacienda azucarera corría como agua para llegar al río que está cerca, a la fecha por el lugar continúan corriendo leyendas de apariciones.

Don Pablo explica que en algunas paredes aún hay impactos de bala del periodo revolucionario, en el único chacuaco de la hacienda que permanece en pie aún es perceptible un gran hoyo dejado por la Revolución.

Son muchas las historias que se cuentan del lugar y Don Pablo señala sólo una parte; de ahí se sacaron muchos huesos, había una fosa en la que estaban muchos cuerpos amontonados, zapatistas y no zapatistas, “ahorita todavía ha de haber”, dijo mirando al horizonte.

El padre de Emiliano Zapata, don Gabriel Zapata, trabajaba en esa hacienda cuando los dominicos querían robar los ejidos en Anenecuilco, se cuenta que el padre de Zapata lloraba por el robo de las tierras y el general, entonces un niño de nueve años, le decía a su padre que no llorara porque cuando fuera grande les devolverían las tierras, “y así fue, efectivo, Emiliano ya traía en mente ser un hombre valiente y de mucho carácter y muy duro”.

La hacienda azucarera fue construida por monjes dominicos, luego pasó por diferentes dueños hasta que tras el periodo agrarista fue repartida a los ejidatarios, ahora es un lugar turístico, aunque sus paredes guardan leyendas no solo de la Revolución, sino que hay personas que aún aseguran que es el lugar en el que habita el hijo del diablo, “el dueño de esta hacienda y del río, es El Choco, el hijo del diablo”, concluyó.

NTX/MCC/GZP/ZAPATA