Lo primero que debe quedar claro es que la figura legal de “declinación” no existe en la materia electoral mexicana, sin embargo, el término se utiliza erróneamente cuando un candidato renuncia a participar en la contienda, lo que no significa que al hacerlo se establezca una alianza formal con un candidato.
De cuando con la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE), en el artículo 241 establece que si un aspirante renuncia 30 días naturales antes de la jornada electoral, el partido o coalición que lo postuló puede registrar a otra persona para asegurar que su partido tenga representación en la boleta.
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En el presente proceso electoral, el plazo para hacer algún cambio de este tipo es el próximo 1 de junio, después de ese día ya no es posible que se añadan partidos a una alianza o coalición ni que haya algún tipo de cambio en los registros de los candidatos.
Si el cambio ocurre a partir del 2 de junio, no existe la posibilidad de registrar a otro aspirante por lo que en la boleta aparecerá el nombre de la persona que renunció, por lo que los votos que pudiera recibir se tendrán que considerar como nulos.
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En el marco legal vigente en el país, no existe ningún recurso que establezca que cuando un candidato declina por otro sus votos puedan ser transferidos al que el denunciante haya manifestado su apoyo, lo mismo ocurre con los recursos económicos asignados para llevar a cabo la campaña.
En términos simples, si un candidato declina por otro sólo tendrá un efecto mediático ya que no es posible que sis votos se transfiera a otro, pues para esos casos existen otros recursos legales como las coaliciones y alanzas cuyo plazo de registro venció el 14 de diciembre de 2017.
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