Meade, el primero en admitir su derrota

 

Muestra convicción democrática y felicita a AMLO


ARTURO DAMIÁN / JORGE CHAPARRO

 

Uno gana en el tercer intento, el otro representa la tercera derrota.

Le llegó la tercera derrota presidencial al Partido Revolucionario Institucional, aun cuando postuló a un candidato independiente, con cartas credenciales de excelencia, no fue suficiente para revertir lo que desde hace meses marcaban las tendencias. Que el PRI se iría al fondo con un tercer lugar.

Apenas ocho minutos después del cierre de las casillas en estados del Pacífico mexicano, apareció el candidato del PRI, José Antonio Meade, con el rostro desencajado y visibles muestras de cansancio, decepcionado por su campaña fallida, era evidente que los números no daban para celebrar nada.

“Siempre he defendido a la ley y las instituciones, creo en la democracia y en ese marco, con responsabilidad, reconozco que las tendencias del voto no nos favorecen, habremos de esperar los resultados finales del Instituto Nacional Electoral, estaremos siguiendo muy de cerca los resultados de senadores, diputados y presidentes municipales y gobernadores, pero con la información que ha venido haciéndose pública, la coalición Todos por México no es la triunfadora en este proceso democrático ciudadano para la Presidencia de la República, en este momento habré de reconocer que de acuerdo con las tendencias, fue Andrés Manuel López Obrador quien obtuvo la mayoría”, dijo a un puñado de seguidores el excandidato presidencial del PRI.

La enorme carpa instalada para recibir a la prensa lucía vacía hasta muy cerca del cierre de las casillas en el centro del país. Tampoco había movimiento en la sede nacional del partido, ni un contingente, atrás quedaron las manifestaciones de júbilo y alegría que acompañaban cada elección en las instalaciones de Insurgentes Norte 59.

Nadie, sólo la dirigencia del PRI que debió retomar el partido el 2 de mayo, el círculo rojo del candidato, entre ellos el secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya, que olvidando las formas se presentaba al lado del candidato en las últimas horas. Las caras largas, cansadas de sus colaboradores, esos que estuvieron en la primera línea de fuego, nutriendo de información a los medios, con su información, evidenciaban la derrota.

Lo que no esperaban era que fuera abrumadora, sólo en Yucatán hay posibilidades de triunfo, René Juárez, el presidente nacional priista, aseguró que sus números les daban cinco puntos de ventaja. Pero eso también habrá de confirmarse en el transcurso de las horas.

Sufragio

La casilla 0727 de la delegación Coyoacán, estaba llena, pero más que de votantes, de reporteros, más de 100 representantes de medios de comunicación esperaban al candidato ciudadano, impulsado por el partido en el poder, para registrar el momento en que emitía su voto.

Eran las 9:40 de la mañana y llegó; relajado y sonriente, acompañado por su esposa, José Antonio Meade, candidato presidencial de la coalición Todos por México, procedió a registrarse ante los representantes de casilla, para introducir en la urna su sufragio, no tardó mucho en salir, ya tenía claros sus votos, y antes de depositarlos la obligada fotografía para los medios, claro está, la de la Presidencia la dejó para el último momento.

Un breve comentario a la prensa, sí, sí está confiado en los resultados, sí, sí llama al voto razonado, sí, sí está seguro de que el lunes festejará y agradece la presencia de los medios, platica con algunos de los presentes que le echan porras: “presidente”, “presidente”, a excepción de una mujer que a gritos le pide que se respete la elección, Meade le manda saludos y continúa platicando con quienes sí lo apoyan.

Unos minutos más y enfila hacia su domicilio, no hay necesidad de tomar el automóvil, está muy cerca, se va caminando siempre rodeado por los medios de comunicación que continúan con las preguntas; él comenta que va a ir a misa para pedir por el país y después comerá con su familia.

La diminuta iglesia de San Sebastián Mártir, en lo que fue el pueblo de Chimalistac, se encuentra en una encantadora y apacible placita que se vio invadida por decenas de camarógrafos, fotógrafos, reporteros, presentes no para tomar misa, sino a la espera del candidato de la coalición Todos por México, José Antonio Meade.

Al término de la misa, el candidato –quien estuvo acompañado por su padre Dionisio Meade y el resto de su familia– se despidió del párroco, de algunos vecinos y amigos y caminando tomó rumbo nuevamente a casa de su padre, Lucía incómodo del seguimiento de los medios. Aun así se tomó un momento para una última foto familiar, comentó que comería en familia antes de enfilarse hacia el PRI para desde ahí dar seguimiento puntual al cierre de la jornada electoral y hacer los primeros pronunciamientos sobre su triunfo, o su derrota.