Problema de huachicol tiene más de 30 años: Académico de la UNAM

 

El problema del robo de combustible tiene más de 30 años y es resultado de omisión y colusión de las autoridades encargadas de evitar este delito, así lo dijo Fabio Barbosa Cano, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En entrevista con CAPITAL, dijo que el problema data […]


El problema del robo de combustible tiene más de 30 años y es resultado de omisión y colusión de las autoridades encargadas de evitar este delito, así lo dijo Fabio Barbosa Cano, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista con CAPITAL, dijo que el problema data desde finales de los años 80, cuando era presidente Carlos Salinas de Gortari y entre académicos se examinaba el robo de combustibles. “Ya desde los 90 se denunciaba que Petróleos Mexicanos estaba perdiendo el control territorial, los trabajadores de Pemex se quejaban de que había puntos de la República Mexicana en donde no podían penetrar”, dando lugar a los primeros testimonios de los años 90.

Con el paso de los años, el problema se agravó y esto creció por omisiones de las autoridades y colusión con los delincuentes, esto pese a que la dependencia cuenta con tecnología para detectar las fugas y los informes que, indica el académico, se envían diario sobre el delito.

Sobre la estrategia que implementa el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, indica que esta lo primero que hizo el equipo fue detectar la complicidad, “hay un sistema que por sus siglas en inglés se llama SCADA, que se traduce como un sistema de control automatizado mediante la captación de datos, es un sistema que se empezó a implementar en la sonda de Campeche sobre el flujo del combustible”.

Detalló que dentro de los ductos se colocan sensores que emiten de forma digital que recibe una computadora sobre los flujos de los combustibles, lo que permite ver que si hay poco presión en el flujo es porque podría tratarse de una fuga; sin embargo, no se atendió a tiempo.

“Cuando el equipo de López Obrador toma posesión observa que no se están atendiendo las señales digitales del sistema SCADA, y no se está actuando correctamente cerrando los ductos cuando se observa caída de presión que nos va a indicar que hay una fuga en los envíos”, explica.

Así, dijo, “el problema se dejó crecer e incluso llegamos al extremo de que militares que estaban a cargo de la vigilancia y de las instituciones, departamentos especializados de petróleos mexicanos para hacer el control, monitoreo de este problema, estaban implicados en el robo, en el saqueo de los bienes públicos”, .

Para el académico, la parte seria del problema es la contaminación que esto trae a los suelos, arroyos o las vidas que se pierden, “como ocurrió en San Martín Texmeluca cuando la fuga encuentra una chispa y genera una explosión que ocasiona daños a las viviendas y pérdidas de vidas humanas”.

Ante ello, la decisión del gobierno federal de atacar de golpe el problema permitió no dar un aviso a los delincuentes para prevenirse y si bien considera que el mayor daño lo padece la población de bajos recursos, es un problema que de no combatirse traería más problemas más graves, “este es un problema estructural, si no se corrige a fondo, si no se ataca con un abanico muy amplio de medidas, entonces será recurrente, es más, ya es recurrente, no es la primera vez que tenemos problemas de escasez, pero seguirán presentándose porque hay un desajuste muy serio en el mercado”.