La pornografía que evitaría sanciones por explotación sexual

 

El porno ético es un movimiento impulsado por la pornógrafa sueca Erika Lust desde 2005


Solamente durante 2017, Pornhub registró más de 28 mil 500 millones de visitas a nivel mundial en su sitio, lo que equivale a que todos y cada uno de los mexicanos hubieran visitado el sitio 238 veces en el año.

Sin embargo, en México la industria pornográfica aún está en desarrollo por lo que la producción de las películas para adultos, así como las tramas, tienden a ser de baja calidad y a reproducir conductas machistas que denigran a las mujeres.

Recientemente la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) avaló un artículo que considera la producción, comercio y distribución de pornografía, como una conducta que puede castigarse con condenas que pueden ir de cinco y hasta 15 años de prisión; lo anterior como una manera de prevenir la trata de personas y la explotación sexual. Los casos exentos serían que el material tuviera fin la divulgación científica, artística o técnica, de educación sexual o reproductiva.

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En el Informe de Actividades de la Secretaría de Seguridad Pública federal de 2004, se señaló la existencia de 14 millones de sitios pornográficos en toda la red, con un promedio de creación diaria de 500 sitios nuevos.

Pero todo esto no quiere decir que toda la pornografía que está en internet esté vinculada con células delictivas o promueva estereotipos negativos de género.

Desde 2005, Erika Lust, unas de las contadas mujeres pornógrafas en el mundo, intenta acabar con las fallas de la industria para destruir paradigmas a través del porno ético. 

Esta tendencia tiene el objetivo de cambiar la manera en que el contenido erótico es producido y consumido. Aquí están las reglas bajo las que se rige:

  • La audiencia debe saber quién está frente y detrás de las cámaras. Los realizadores no se sienten avergonzados del trabajo que hacen porque las producciones de las películas respetan la dignidad de las personas.
  • Un productor no debe engañar a los actores para hacer cosas con las que no están de acuerdo.
  • Los actores son mayores de 21 años, se sienten cómodos con su sexualidad y están conscientes de que participar en la producción de una película para adultos tiene consecuencias para el resto de su vida.
  • Tanto los actores como las actrices son tratados en igualdad de condiciones y eso significa que reciben entre 600 y 800 euros por cada escena que involucre sexo.
  • Todas las escenas son seguras, sensatas y consensuadas.  
  • Tienen altos estándares de producción.

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