Qué se gana y qué se pierde con venta del avión presidencial

El virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, tuvo como una de sus propuestas de campaña vender el avión presidencial que fue adquirido en el 2016, bajó la administración del actual mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto.

Aunque las palabras de Obrador provocaron muchos aplausos y vítores entre sus seguidores, quienes reconocían en la promesa del tabasqueño una forma más de acabar con gastos que consideran innecesarios para un país en el que existen graves problemas de pobreza y desigualdad.

El avión presidencial, un Boeing Dreamliner 787-8, fue adquirido por el Banco Nacional de Obras y Servicios (Banobras) en el 2012; sin embargo, aterrizó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México hasta febrero del 2016.

Cabe recordar que el anuncio de esta compra se hizo antes de que Enrique Peña Nieto llegara al poder, cuando Felipe Calderón Hinojosa aún era presidente del país.

El costo de la aeronave, incluyendo las adaptaciones que se le hicieron, fue de 218.7 millones de dólares.

Para pagarlo, Banobras y el gobierno federal firmaron un contrato de arrendamiento por 15 años; al final de este periodo, el avión pasará a formar parte de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Durante los 15 años de arrendamiento, el Gobierno Federal deberá hacer dos pagos anuales; el primero de ellos equivale a 45 millones de pesos, los cuales cubren los gastos de operación y mantenimiento de la aeronave.

El segundo pago anual es de entre 4.6 y 451.4 millones de pesos, el cual cubre el costo de arrendamiento.

Si se suman estos pagos por los 15 años que dura el contrato, el costo total del avión será de 7 mil 560 millones de pesos.

Esa es la cifra que, de acuerdo con López Obrador, México podría ahorrarse en caso de que logre concretar la venta del avión presidencial.

Con este dinero se tendrían más recursos para financiar los programas sociales que pretende implementar durante su administración, la cual comenzará el próximo 1 de diciembre, si el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no determina lo contrario y le otorga la constancia de mayoría, la cual lo acreditaría como ganador de los comicios del pasado 1 de julio.

A pesar de que esto pueda parecer una gran ventaja de hacer caso a la propuesta de López Obrador, existen algunos inconvenientes que deben revisarse antes de tomar una decisión definitiva.

Uno de ellos es la devaluación de la aeronave, ya que mantenerlo detenido en el hangar presidencial provocaría que el avión pierda hasta un 35 por ciento de su valor comercial.

Además, el Boeing Dreamliner 787-8 sufriría deterioro de sus piezas y tendría que repararse antes de poder ser puesto a la venta, y corre el riesgo de perder su certificado de aeronavegavilidad.

Otro impedimento es que las adaptaciones que sufrió el avión, lo hacen inutilizable para una aerolínea comercial, por lo que tendría que ser ofrecido a entes privados o a gobiernos, como lo ha propuesto Obrador.

La consultora internacional Ascend Flightglobal Consultancy explicó en un avalúo solicitado por Banobras que un avión de ese tipo puede tardar hasta 12 meses en ser vendido.

Si la transacción se lograra concretar para el 2019, la aeronave tendría un valor de 142.4 millones de dólares, pero este precio podría bajar debido a la reconfiguración que debe hacerse, ya que fue altamente personalizada para los pilotos encargados de transportar al presidente mexicano.

También se debe tomar en cuenta que los trabajos para readaptar o reemplazar por completo las personalizaciones hechas en el avión presidencial podrían tardar de 12 a 18 meses, lo que implica una devaluación mayor y un descuento extra que iría de entre 10 y 15 millones de dólares.

Esto implicaría que el negocio de vender el avión presidencial no tendría tantas ganancias como las que espera Andrés Manuel López Obrador, por lo que se debe hacer un análisis profundo antes de ponerlo a la venta.

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ODT