Quién es Rosario Ibarra de Piedra y por qué AMLO votó por ella

 

Rosario Ibarra ha sido nominada en cuatro ocasiones al Premio Nobel de la Paz


Rogelio Segoviano

 

“A veces pienso en qué tristeza es para nosotras, las madres de los desaparecidos, haber adquirido importancia por esa razón. Tener un hijo desaparecido no es vivir en paz, eso es vivir con la zozobra, con la guerra interior. El hecho de que me hayan arrebatado un hijo es terrible, no se lo deseo a nadie, no se lo deseo ni siquiera a quienes se lo llevaron, porque yo no quiero ser igual que ellos”. Las palabras son de doña Rosario Ibarra de Piedra, previo a recibir la Medalla al Mérito Ciudadano, en mayo de 2005, por su incansable lucha por ayudar a encontrar con vida a las personas que, por su ideales y maneras de pensar, han sido detenidas, secuestradas o simplemente “desaparecidas” por el régimen.

A ella, a la activista y luchadora social incansable; a la madre que ha buscado a su hijo por más de 43 años; a la mujer que ha inspirado o otras como ella a exigir justicia, es a quien Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, dedicó su voto en esta jornada electoral que se vive en México.

Como ya lo había anunciado en su cierre de campaña, López Obrador confirmó en su casilla que votó por la dos veces candidata presidencial, en 1982 y 1988. “Mi madre votó por ella y ahora yo voy a votar por ella. Es una luchadora social, una mujer extraordinaria que encabezó un movimiento para que apareciera su hijo que fue desaparecido junto con otros en la guerra sucia que hubo desde los años 60 en nuestro país. Ella, con otras madres de hijos desaparecidos, ha luchado siempre. Ahora, ella está delicada de salud y yo quiero rendirle este homenaje en vida, quiero reconocer todo lo que ha hecho por la defensa de los derechos humanos”, explicó el candidato de Morena.

Para entender la decisión de López Obrador, habría que explicar que la lucha de Rosario Ibarra inicia cuando su hijo Jesús Piedra Ibarra es detenido y acusado en 1975 de pertenecer a la Liga 23 de Septiembre, un grupo armado de orientación comunista que se atribuyó el asesinato de un policía en Monterrey.

“El 18 de abril de 1975 secuestraron a mi hijo y ya no supe de él, hice todo lo que pude en las instancias regiomontanas, pero no me dieron respuesta; me trasladé al DF el 5 de mayo de ese mismo año. Supuestamente venía a la Ciudad de México por 20 días, porque pensaba que aquí funcionaría la justicia, pero en vez de eso me encontré con otras mujeres, madres, esposas, hermanas, que andaban en los mismos trámites que yo”, le contó doña Rosario a la periodista Melissa Cardoza.

Con el tiempo, todas estas mujeres se juntaron y formaron el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México, “un nombre que todo el mundo olvidaba y nadie escribía bien, así que, a medida de que encontrábamos desaparecidos, le cambiamos a Eureka (que significa “lo encontré)”. A la fecha, el Comité Eureka ha encontrado con vida a más de 150 personas que han sido víctimas de desaparición, sin embargo doña Rosario nunca ha podido encontrar a su hijo; Jesús Piedra es uno de los 400 adolescentes de aquella época que fueron desaparecidos por las autoridades y todavía no se sabe dónde están.

En el Comité Eureka no nos cansamos —señaló la activista social en otra ocasión a la revista Proceso— ¡Cómo nos vamos a cansar si no nos quitaron cualquier cosa. Nos quitaron un hijo, un esposo, una hermana y esos lazos no se rompen! No se puede negociar un hijo ni un hermano. Se puede negociar un salario y una tierra, pero no una vida humana. Una vida humana brotada de nuestro vientre o ligada a nosotros por la sangre, por el afecto o por la afinidad y por las convicciones. Eso no se negocia, eso nos mantiene”.

Por esos ideales y convicciones que, además del tributo que le rindió López Obrador al votar por ella, doña Rosario ha sido nominada en cuatro ocasiones al Premio Nobel de la Paz.

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