El cocodrilo del patio

 

La otra pasión del guitarrista de Maldita Vecindad es su icónico Fairlane del 57


FABIOLA ESTRADA PINEDA / NTX

En el pasado, ver transitar por las calles de la Ciudad de México al Fairlane 57 era de lo más común puesto que servía como taxi: sus colores en verde y negro, y unos triángulos blancos emulaban a un cocodrilo que circulaba en el asfalto; hoy en día, uno de ellos causa expectación cada vez que sale de paseo y pertenece a Pato, guitarrista de La Maldita Vecindad.

Sus dientes triangulares se asoman entre los cientos de automóviles que se mueven en las calles, sus tonos cromados no pasan desapercibidos, eso lo sabe Pato, quien admite que lo suyo y el Cocodrilo fue amor a primera vista.

“Fue un flechazo, un amor profundamente fuerte y empezó hace 22 años; a mí siempre me encantaron los coches viejos, en particular los de los años 50 por la estética espacial, toda llena de cromo, a mí, de morrito, me conectaron mucho”, recuerda el músico.

“Ensayábamos en el barrio de Tacubaya y cerca de ahí está el edificio y el cine Ermita. Yo iba dando la vuelta y así, como postal, veo este coche en la puerta del cine. Quedé impresionado. En eso descubro el símbolo mágico de ‘Se vende’.

No tenía teléfono, pregunté quién era el dueño, pero nadie sabía. Me quedé un ratote esperando, y en eso veo que de la puerta lateral del cine sale un señor y abre el coche; era el cácaro cerrando el turno. Me preguntó si me interesaba comprarlo y le dije que sí; yo ni sabía manejar, tampoco quería tener coche, pero me quedé prendado”, expresó Pato con nostalgia.

Cuando adquirió el carro, se dio a la tarea de pintarlo como los taxis de aquella época, pero no sabía cuáles eran los colores ni el estilo, así que publicó un anuncio clasificado en la revista Tiempo Libre para buscar una fotografía; tres meses después obtuvo respuesta. Alguien de Cuernavaca se la regaló y lo sacó de dudas: ; “¿Los “dientes” van para arriba o hacia abajo…?”.

Incluso, antes de obtener la instantánea, visitó la hemeroteca de la UNAM y consultó revistas, pero el taxi estaban en blanco y negro; también vio películas de la época para ver los colores del auto.

“Me la pasaba cazando las escenas en las películas mexicanas: en La tijera de oro, en las primeras tomas, llega Tin Tan en un Cocodrilo, un Impala 58; en Aviso oportuno, de Los Polivoces y a colores, salía también un Cocodrilo, así que compré la película y contacté a un pintor de coches de aquella época que había pintado cocodrilos, vivía por Aragón, y lo llevé allá”, relata emocionado.

Recordó que cuando el vehículo salió del taller, “fue algo impresionante, la gente lo aplaudía en la calle, porque conectó con ese México que ya no era; muchos me decían que les recordaba historias de sus propios padres que eran choferes”.

Incluso, aseguró que su Cocodrilo “es el primer coche interactivo de México, porque genera pláticas, anécdotas y muchas sonrisas”. Pato reveló que hasta hizo una canción inspirada en su auto y que a sus compañeros de La Maldita Vecindad les gustó tanto, que decidieron incluirla en uno de sus álbumes.

El músico insistió en que más allá de estar en alguna canción o una película, los taxis cocodrilos permanecen en el inconsciente colectivo de los habitantes de los barrios populares y las vecindades de la capital del país, porque les recuerda el México de antaño, “cuando se iban al cine o se iban a dominguear al parque y tomaban un Cocodrilo”.

Así, el Cocodrilo ha sido el transporte de Pato para toda ocasión; ha llevado a su familia de paseo, a sus hijas a la escuela, ha llegado a los conciertos de la banda de rock en este vehículo, y hasta le ha tocado también cargar con todos los instrumentos.

“Para mí, no es un vehículo, es un puente que nos comunica con ese México que ya no es, con el México de ahora, porque es importante preservarlo en la memoria”.