Netflix, musa para Grabriel Chávez

 

Todo es posible de ser transmutado en poesía


Todo es posible de ser transmutado en poesía, desde caminar, viajar, escuchar música e incluso ver Netflix, por lo que cualquier incentivo o circunstancia de la vida es capaz de convertirse en fuente de inspiración para su escritura, asegura el poeta Gabriel Chávez Casazola, considerado una de las voces imprescindibles de la poesía latinoamericana actual.

“Todos son elementos de suscitaciones que pueden remitirme a frases, pensamientos, la línea de un poema o la idea para uno. Es como si estuviera recibiendo estímulos, un poco como una antena encendida con la que se van bajando estos destellos, que luego van volviéndose lenguaje en mi cabeza y de ahí armo todos mis textos”, detalló en entrevista el creador.

Autor de seis libros en verso, el también periodista gusta de pensar que la poesía tiene un componente que la acerca a lo trascendente.

“Me gusta pensar en la poesía con una cierta dimensión irracional, no solamente como un género literario más. Pero también, esa dimensión tiene que ser trabajada en la materia prima de la poesía, que es el lenguaje”, subrayó.

Mesurado respecto de las etiquetas poéticas, el poeta Chávez Casazola reconoció ser un autor que gestiona su proceso de escritura global desde una base meramente urbana.

“Es verdad que he crecido en un entorno urbano, me gustan las ciudades y puedo disfrutar del campo, pero por un tiempo. Me asombro y maravillo de la naturaleza: desde los astros, árboles o elementos naturales, pero desde mi experiencia urbana. En mi poesía los elementos no urbanos están presentes, pero casi como una marca de extrañeza”, expresó Casazola.

Consciente de que la escritura comienza, muchas veces, por un imperativo vital al que llamó “necesidad existencial”, para el autor la poesía va más allá de género literario: “es una forma de ver, e incluso, habitar el mundo”.

“En ese preciso momento uno no piensa en el lector, sin embargo, estoy convencido de que es necesario pensar también en él para que se complete el proceso poético que se inicia en mí, se traduce en lenguaje y luego se va a convertir –cuando llegue a un lector– en otra suscitación en su cabeza. Uno es el poema que yo he escrito y otro el que cada lector tiene”, reflexiona.

Reiteró que su poética tiene la intención de hablarle a un lector, por lo que su escritura tiene rasgos coloquiales que posibilitan un vínculo cercano para quien se acerca a su ideografía.

“Creo que la poesía a su manera –a veces compleja o misteriosa– debe hablarle a alguien; es decir, debe tener un nivel de inteligibilidad para que sea relevante para su lector”, concluyó.