2017: Panorama sombrío

 

Para 2017 y los años venideros no existen elementos lógicos o procesos dentro de la realidad mexicana que permitan ser optimista


Dicen que el pesimismo no es más que un optimismo bien informado. Y para 2017 y los años venideros no existen elementos lógicos o procesos dentro de la realidad mexicana que permitan ser optimista. Pese a los malabares discursivos del Gobierno Federal, las condiciones macroeconómicas amenazan seriamente a la microeconomía de los mexicanos.

Pero no podemos llamarnos a sorpresa. El gobierno en turno realiza las adecuaciones de política pública necesarias para continuar con su proyecto económico anticipado: la transferencia de recursos y de prestación de servicios a la iniciativa privada. La lógica empresarial no permite creer que los inversionistas serán hermanos de la caridad que buscarán el bienestar de los mexicanos. No. El inversionista privado, nacional o extranjero, busca obtener beneficios económicos individuales aun a costa del bienestar de los demás.

El proceso tampoco es novedoso. Desde los gobiernos panistas de Fox y Calderón se inició con la entrega abierta de los recursos naturales: la minería, el petróleo, la energía eléctrica, el agua y la prestación de los servicios públicos. Más aún, los gobiernos panistas y priistas tienen la obligación de generar las condiciones más favorables para hacer atractiva la inversión privada.

En las entidades donde gobierna el Partido Acción Nacional se pueden confirmar diversos procesos de entrega de recursos a privados. Por ello llama la atención que el Partido de la Revolución Democrática convoque a movilizaciones y boicots cuando sus dirigentes fueron los principales aliados en el proyecto económico en marcha. El PVEM cumple su papel de judas político al llamar a la prudencia y la mesura. Y Morena, convoca en redes sociales hasta el mes de septiembre ante la escalada entreguista del gobierno.

Como si la economía de los mexicanos respondiese a tiempos electorales. ¿Y ahora, quién podrá ayudarnos?