5º Informe: Lo malo (y lo no dicho)

 

Las promesas incumplidas y los objetivos no alcanzados son omitidos


En el Quinto Informe del presidente Enrique Peña Nieto abundan las cifras positivas y se destacan los logros alcanzados. Sin embargo, como es de esperarse en cualquier documento de esta naturaleza, los errores, las omisiones, las promesas incumplidas y los objetivos no alcanzados son omitidos.

Hoy destaco lo que a mi juicio son algunos de los aspectos negativos del gobierno peñista. Algunos fueron incluidos dentro del Informe, pero como logros, cuando en verdad disfrazan la realidad.

1. Dijo el presidente que “a la fecha se han neutralizado a 107 de los 122 delincuentes más peligrosos”, lo cual está muy bien. Sin embargo, el capturar o matar a estos criminales no ha resultado en un descenso de las tasas delincuenciales. Es más, hay expertos que aseguran que la eliminación de quien encabeza una organización criminal sólo estimula sangrientas luchas entre quienes se disputan el cargo que quedó vacante.

2. También expresó que “recuperar la seguridad es la mayor exigencia de la sociedad y la más alta prioridad del Gobierno de la República”.

Desafortunadamente, las estadísticas proporcionadas por los organismos oficiales demuestran que esa mayor exigencia de la sociedad está lejos de ser satisfecha en vista de que este año será el más violento de los últimos 20 años.

3. Al referirse, muy someramente, al tema de la corrupción, Peña Nieto dijo: “los servidores públicos debemos conducirnos invariablemente con integridad y apego a la ley, en el ejercicio de nuestras responsabilidades. Quienes han sido denunciados como presuntos responsables de actos de corrupción están siendo investigados y procesados por las instancias correspondientes, sin importar su filiación partidista ni la posición que hayan ocupado”. Lo que el presidente no aclaró es que los exgobernadores sujetos a proceso o en espera de ser extraditados de otros países han sido también acusados de corrupción por sus sucesores surgidos de un partido de oposición. En Sonora, la sucesora del panista Padrés fue la priista Claudia Pavlovich. En Chihuahua, Quintana Roo y Veracruz, los exgobernadores priistas que enfrentan cargos de corrupción fueron sucedidos por panistas. Y el exgobernador tamaulipeco Tomás Yarrington, que fue protegido por su sucesor priista, por fin fue aprehendido después de que el panista García Cabeza de Vaca asumió la gubernatura en octubre pasado. Fuera de estos casos y otros menores, la idea que prevalece entre los mexicanos es que los criminales, sean de cuello blanco o de índole más violenta, operan bajo una impunidad casi absoluta, impunidad que resulta de la corrupción que han prohijado y promovido varias generaciones de funcionarios de los tres poderes y de los tres órdenes de gobierno.

En resumen, lo malo del 5º Informe es lo que se dijo sin ampliar el tema y, más importante, lo que no se dijo.

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