A la fiesta de Maduro sólo irá él

 

Los integrantes de la MUD retaron al Gobierno de Caracas


La oposición venezolana por fin decidió anunciar que no participará en las, así llamadas, elecciones presidenciales, convocadas por el presidente Nicolás Maduro para el próximo 22 de abril para no legitimar lo que a todas luces es un burdo montaje más propio de una dictadura que de una democracia.

Los integrantes de la MUD retaron al Gobierno de Caracas a medirse con la oposición en unas elecciones de verdad.

Es decir, unas elecciones que impliquen la existencia de una autoridad electoral independiente, la participación de observadores internacionales, el acceso de los contendientes a los medios de comunicación en condiciones igualitarias y la eliminación de las inhabilitaciones que hoy pesan sobre partidos y líderes como Henrique Capriles, Leopoldo López o Antonio Ledezma.

Todo lo que no implique lo anterior, como es el caso del ejercicio que Maduro se prepara a realizar en abril próximo, no es una elección, sino un simulacro fraudulento de elección con el que Nicolás Maduro no sólo quiere darle un barniz de legitimidad a su permanencia en el Palacio de Miraflores, sino con el que además pretende construirse, una vez más, una Asamblea Nacional mayoritariamente dominada por el chavismo y que, por lo tanto, le sea incondicionalmente adicta, no porque así se desprenda de la voluntad popular expresada en las urnas, sino porque actualmente Maduro tiene control absoluto de la autoridad electoral a través de su marioneta Tibisay Lucena, actual presidenta del Consejo Nacional Electoral.

No nos engañemos. Lo que ocurrirá el próximo 22 de abril en Venezuela, no es una elección sino una kermés chavista, una mascarada, un engaño, un fraude. Por eso son tantos los actores internacionales que han rechazado la celebración de estos comicios convocados por Nicolás Maduro, el tirano del momento.