A Ricardo Anaya

 

Siendo un joven de 39 años te has convertido en un serio aspirante a la presidencia de México y has sido el candidato que ha enfrentado de manera más directa al poder


Siendo un joven de 39 años te has convertido en un serio aspirante a la presidencia de México y has sido el candidato que ha enfrentado de manera más directa al poder. No recuerdo a Heberto Castillo, Cárdenas o Maquío proponer una comisión independiente para investigar con toda apertura y, en su caso, llevar ante el juez posibles casos de corrupción del gobierno, ni proponer un procurador independiente del presidente haciendo eco de la sociedad civil; ello merece mi más alto respeto. Algunos medios y opinadores te han tratado, sin lograrlo, de hacer fama de traidor y ambicioso, de lo primero dijeron que traicionaste a los esposos Calderón y compañía, que querían regresar al poder como si su presidencia hubiera sido comparable con estadistas como Churchill, y que traicionaste un supuesto acuerdo con el gobierno para nombrar un procurador afín; sí así fue, te felicito, pues la indignación social por casos como Ayotzinapa u Odebrecht tienen muy enojada a la sociedad y se iba a enojar más.

En cuanto a la ambición, mal harías en no tenerla buscando ser el gobernante que este país merece. Al margen de eso y de filtraciones oficiosas, en las calles y en las aulas no escucho a nadie que te acuse de nada más que de ser hoy una esperanza real ante el populismo que puede llegar al país con costos muy altos.

Como la mayoría de las elecciones en el mundo, ésta es una elección de cambio, y tú representas una de las dos disponibles.

Sin embargo, al ser el más joven, en caso de llegar a la presidencia tendrás más posibilidades de apoyar a los jóvenes y entenderás mejor los retos que México enfrentará en el futuro. A la otra oferta de cambio, que es AMLO, lo vi alejándose de los jóvenes, ofreciéndoles programas con dinero público. A ti te vi dialogar con ellos en la Ibero y vi cómo miles te aplaudieron por haber tenido la cortesía de visitarlos en su casa. Dicen que no estás preparado, pues vaya cosa, un doctorado a los 32 años en una de las universidades más prestigiadas del mundo como la UNAM, ganándose a los alumnos de la Ibero, sí es estar preparado.