A trabajar

 

Lo que está pasando nos obliga a reflexionar que llegó el momento de trabajar hacia adentro.


La gran contradicción de nuestro tiempo, el tiempo de la globalización, es que cada vez resulta más importante ganar y lidiar con las batallas locales, que seguir con la tendencia que se impone a nivel mundial.

Incluso el hecho de atacar a la globalización está resultando un buen negocio. Porque observen lo que pasó en Gran Bretaña con el Brexit y con el sorprendente resultado de las elecciones estadounidenses que terminaron por darle el triunfo a Donald Trump.

En los últimos 50 años de la historia se ha desarrollado un proceso de concentración, de libertades, de comercio y de personas, que han conformado el mundo en el que actualmente vivimos.

Desde la Unión Europea hasta el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ha sido el territorio por donde hemos transitado y por donde hemos conducido las mayores etapas de desarrollo y crecimiento de la economía de todos los tiempos.

Ahora Trump y todo lo que está pasando nos obliga a reflexionar que llegó el momento de trabajar hacia adentro. Y eso no significa restaurar la economía autárquica y nacionalista de otros tiempos, significa saber que los modelos que han sido tan importantes de la disciplina económica financiera por una parte y de la concentración de libre comercio por otra, están –en mi opinión– cuestionados por un hecho sustancial.

Y es que, el enfrentamiento siempre ha sido bipolar pero ahora Estados Unidos tiene un copartícipe en su dominio global llamado China.

Durante el tiempo que existió la Unión Soviética y el Bloque del Este, EU y ese grupo eran los cogobernantes del mundo. Pero en este momento China y el imperio del norte están envueltos en la mayor confrontación de todos los tiempos aunque todavía no se declara.

¿El posible regresar las manecillas del reloj? Yo creo que no. Y en ese sentido, la política anunciada por el nuevo Presidente estadounidense se verá en muy poco tiempo superada por la realidad, pero llegó el momento en el que cada uno tendremos que empezar a construir de acuerdo a lo que tenemos por delante con nuestras propias fuerzas.

Por lo tanto será necesario que empecemos a generar unas alternativas, unas esperanzas y unas ilusiones que nos movilicen y nos ayuden a vencer el complejo malinchista y la dependencia externa.

Así lo han querido, así se ha planteado y así es como el pueblo estadounidense lo ha votado. Mientras que nosotros el pueblo mexicano tenemos que hacer otro voto –independientemente de cuando nos toque ir a las urnas– que es el de reconfigurar y relanzar la economía nacional, sin pelearnos con la realidad y siendo competitivos para ocupar nuestro propio lugar.