Adiós campañas, llega el futbol…

 

Hasta la fecha las campañas políticas ocupan los principales espacios de los medios


Es cuestión de prioridades: hasta la fecha las campañas políticas ocupan los principales espacios de los medios, aunque no estoy seguro que sean la parte de mayor interés para el ciudadano común.

La suerte de los llamados ratoncitos verdes mantendrá en vilo a los aficionados, que son casi todos los mexicanos con la noble excepción de quien esto escribe.

México, y creo que no se necesita ser un experto para saberlo, es un equipo que ha sido derrotado por Haití, El Salvador, Honduras y seguramente por cualquier equipo de tercera fuerza de la Liga de la colonia Moctezuma.

Como siempre, escucho a los aficionados de hueso colorado manifestar esperanza de que los especímenes que NO representan a México sino a los intereses de la FIFA, la organización internacional que controla este dizque deporte, lleguen al quinto juego.

Ignoro lo que eso significa, pero lo curioso es que nunca expresan esperanza de que disputen la final o por lo menos arriben a los partidos que cierran la competencia. Aunque no la ganen.

Lo anterior certifica que México, como competidor, no existe ni pasaría nada si no estuviera en el Mundial. Pero para la FIFA y los vejestorios que la padrotean, es imprescindible ya que convoca a miles y miles de simpatizantes que se congregan en los estadios donde juegan los tricolores y ante miles de pantallas que cobran por ver el triste espectáculo de las derrotas.

Es dinero fresco para estos vivales, que en busca de grandes rendimientos, encontraron que es mejor exhibir a los escogidos (que no seleccionados) a estadios gringos donde los patrioteros emigrantes esperan un motivo de orgullo en las patas de los jugadores. Los neogringos que se solazan en decir que desde lejos a la patria se le quiere más y en ese afán dejan sus dólares, lo que no sucede cuando los partidos son en estadios nacionales.

Concluyamos, pues, que México como participante es conveniente por los enormes recursos que aporta, pero como equipo competitivo no tiene ninguna importancia.

Seguiremos asistiendo a los mundiales, el abanderamiento lo hará invariablemente un Presidente de la República que no entiende un demonio de qué va el asunto, pero sabe que los ciudadanos esperan que lo haga, y que los felicite y se fotografíe con un falso entusiasmo si es que, milagro de la Morenita del Tepeyac, logran vulnerar la portería enemiga.