AMLO: de la mafia priista a la nomenklatura lopezobradorista

 

Ricardo Monreal Ávila reveló el autoritarismo lopezobradorista


La disputa por la candidatura de Morena a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México ha convertido el discurso crítico de López Obrador en una mascarada engañosa: Ricardo Monreal Ávila reveló el autoritarismo lopezobradorista disfrazado de liderazgo.

A la “mafia en el poder” que ha usado López Obrador como referencia a la oligarquía de intereses que domina al PRI le corresponde, en sentido equidistante, la nomenklatura lopezobradorista como estructura también oligárquica que toma las decisiones en Morena.

En este sentido, López Obrador no representa una opción social democrática, sino que se configura como un grupo de interés de grupos dominantes que controlan a Morena; López Obrador y sus hijos, nadie más, construyeron una organización dinástica en Morena, similar al Partido Verde cuyo fundador Jorge González Torres creó el partido como empresa privada que heredó a su hijo el Niño Verde Jorge Emilio González.

La caracterización de nomenklatura que usó Monreal para definir la estructura de poder de López Obrador en Morena tiene referencias históricas negativas: ese concepto proviene de la configuración de la estructura de poder leninista-estalinista en el mando real en la Unión Soviética.

Pero también la nomenklatura fue un concepto usado por Carlos Salinas de Gortari para acusar a una oligarquía del viejo régimen priista responsable de la desestabilización 1993-1996.

La nomenklatura estalinista fue construida sobre las tres instituciones dictatoriales del comunismo soviético: el comité central, el politburó y el presídium del sóviet supremo, dependientes del secretario general como el poder real. Esta estructura de poder le daba al partido el dominio del gobierno. La nomenklatura era, pues, una de las herencias del partido leninista.

Al caracterizar al grupo lopezobradorista como una nomenklatura, Monreal lanzó una llamada de advertencia sobre la estructura de poder caudillista, bonapartista y dictatorial de Morena bajo el mando de las decisiones y caprichos del líder máximo. El problema es serio: López Obrador se cinceló en el PRI y, por tanto, trae los resabios del liderazgo partidista como “jefatura máxima” eliascallista-cardenista, pero una parte de la militancia perredista hoy morenista aprendió la teoría leninista del partido en el Partido Comunista Mexicano, con las lecciones soviéticas del centralismo democrático que no es otra cosa que la aplicación del estalinismo autoritario.

De ahí que Morena como nomenklatura partidista sea una reproducción tabasqueña-caribeña de los partidos leninistas: Partido Comunista de la Unión Soviética, Partido Comunista de China, Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, el Partido Comunista Cubano y Partido Socialista Unido de Venezuela (chavista bolivariano), donde su funcionamiento es excluyente de la competencia democrática hacia el interior.

El centralismo democrático de los partidos comunistas ha sido replicado puntualmente por Morena; su funcionamiento es engañoso: el centralismo en las decisiones en función unipersonal del líder dirigente –López Obrador–, pero bajo consultas a órganos de poder partidista que están sometidos a la dominación piramidal. Por eso López Obrador consulta a las bases en mítines a mano alzada.

La denuncia de Monreal sobre la nomenklatura morenistalopezobradorista lleva a debatir la presencia en México del ADN de las experiencias dictatoriales partidistas de la URSS vía el PCM que nutrió al PRD y de ahí a Morena y el PRI que también ha utilizado en toda su vida partidista en la que se forjó López Obrador.

Política para dummies: La política es, al final de cuentas, el ejercicio del poder real, no el engaño democrático.

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