AMLO y las reacciones en cadena

 

Andrés Manuel López Obrador declare que, de ganar la Presidencia de la República, echará para atrás al nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México


Ha bastado con que Andrés Manuel López Obrador declare que, de ganar la Presidencia de la República, echará para atrás al nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México, así como los acuerdos y contratos de la Reforma Energética, que ya acumula miles de millones de dólares, para que en cadena, las reacciones se sumen a diario, empezando por empresarios, secretarios de Estado e incluso la misma presidencia de la República.

Ha sido una gigantesca pastilla efervescente en lo que se convirtió lo dicho por el tabasqueño, que cada vez con más frecuencia encuentra la salida a las respuestas de que el presidente en funciones no tiene facultades para regresar los contratos y las obras en el NAIM, pasando por que no tiene facultades, el que las tiene es el Congreso y los congresos de los estados; hacer algo así perjudicaría a México como país atractivo a la inversión, generaría pérdidas multimillonarias y de prestigio.

Pondría en peligro un millón de empleos y cerraría la viabilidad de México a corto, mediano y largo plazos.

Pocos analizan que todavía faltan las campañas, los debates y la decisión de los indecisos en las urnas, para adelantar sin decirlo, el escenario que hace frotar las manos a Morena y a su dirigente candidato a la presidencia.

DE CARA A LAS CAMPAÑAS

Si bien hoy se conoce un mensaje de altos funcionarios de Bancomer, que en una cena en días pasados con AMLO, ya dan por hecho que “nos va a cargar el payaso”, refiriéndose a lo declarado por López Obrador en esa reunión, como si se tratara de la realidad del 1 de julio las 11 de la noche, considerando que el INE ya daría cifras del ganador a la presidencia de la República.

El escenario es complicado, pero más lo complican quienes dan por hecho lo que no es un hecho. Complicado para el PRI, que no tiene visos de ganar ninguna de las nueve gubernaturas en juego, ni mucho menos la votación del principal objetivo electoral del 1 de julio.

Sin embargo, en las respuestas de lo que no se puede hacer en materia sólo de dos proyectos, ya en marcha por cierto, sin todavía conocer más de lo que en postura tiene el candidato de Morena, que avanza como gigantesco IMÁN, que jala a los que ya están hartos de otros partidos, comenzando con el tricolor.

De ahí han salido militantes con 20, 30 o 40 años, que se van del PRI, ofendidos, lastimados, ignorados, y lo peor, omitidos de lograr una curul o una posición dentro de los equipos de campaña o de los mapas electorales del país.