Amnistía es negarles justicia a los muertos y sus deudos

 

Días después, AMLO empezó a tratar de enmendar su propuesta


Andrés Manuel López Obrador cometió un error mayúsculo al decir hace unos días que como presidente de la república y para pacificar al país le concedería una amnistía a los narcotraficantes y demás delincuentes organizados.

Su oferta de misericordia y amor hacia los criminales mexicanos que han cometido delitos que hacen palidecer a los que han perpetrado los terroristas del Estado Islámico generó una avalancha de críticas, no sólo de sus adversarios políticos, que son todos los que no pertenecen a Morena y al estalinista PT, sino de infinidad de personas.

AMLO se dio cuenta que dijo una estupidez colosal y días después empezó a tratar de enmendar su propuesta.

El lunes pasado, en Matías Romero, Oaxaca, dijo que “la política se inventó para evitar la guerra…” O sea, según el caudillo de Morena, el problema que implica la delincuencia organizada es un asunto político que debe resolverse dialogando con criminales que no dialogan con sus adversarios, sino que los matan, decapitan, descuartizan, disuelven en ácido, hierven en agua y sepultan en tumbas clandestinas.

Los capos de las organizaciones criminales han de estar riéndose de la amorosa oferta de paz de quien cada día justifica más el apodo de mesías tropical. Ya me gustaría verlo o a algunos de sus achichincles dialogando con un jefe del negocio del narco o del secuestro, o de la extorsión.

La actitud del Peje es similar a la del primer ministro británico Neville Chamberlain (1937-1940), quien ingenua y estúpidamente supuso que podía negociar civilizadamente la paz mundial con Adolf Hitler, el líder populista y demagogo alemán que finalmente llevó al mundo a la Segunda Guerra Mundial, que entre 1939 y 1945 causó entre 70 y 85 millones de muertos.

También en Oaxaca, el caudillo morenista dijo: “no descarto que se someta a discusión, que se consulte al pueblo sobre la posibilidad de una amnistía para lograr la paz; ya no queremos la guerra, queremos la paz en el país”.

Como el buen demagogo populista que es, AMLO ahora dice que el pueblo debe decidir si se le concede la amnistía a quienes han bañado en sangre al país. Lo mismo ha dicho sobre el aborto, los matrimonios de personas del mismo sexo o la adopción de niños por parejas gay: que decida el pueblo.

Olvida el Peje que hay asuntos que no están a discusión, ni del pueblo ni de los gobernantes. Entre éstos están los derechos humanos, así como la obligación que tienen los gobernantes de pelear contra los delincuentes y castigarlos por sus delitos.

La propuesta populista y demagógica de López Obrador significa negarles justicia a los casi 250 mil muertos que desde 2006 ha dejado la guerra contra la delincuencia organizada y a sus deudos.