Anaya vs AMLO: las encuestas

 

El drama de la falta de tino de las encuestas ha sido presa de las campañas electorales de los dos candidatos con posibilidades de triunfo


En el mundo en donde las encuestas electorales se encuentran en medio del más alto desprestigio, México no es la excepción. Lo anterior ha generado un enorme repudio social hacia este tipo de ejercicios. En el país, 76 por ciento de las personas rechazan contestar una encuesta electoral y más lo irán haciendo conforme la sociedad se entere de que éstas forman una industria de 6 mil millones de pesos y que normalmente sirven a una causa que, en la mayoría de las ocasiones, no es la de informar objetivamente a la sociedad, y que tienen su agenda propia, aquella de quien las contrata. Las encuestas se equivocaron en el resultado en Inglaterra -Brexit, EU –victoria de Trump–, Irlanda –aborto– y, lo hicieron en los porcentajes Reforma, Parametría, Mitofsky – elecciones en México 2012–.

El drama de la falta de tino de las encuestas ha sido presa de las campañas electorales de los dos candidatos con posibilidades de triunfo. Por un lado, AMLO, que durante 15 años se encargó de abonar al desprestigio de las encuestas, en esta ocasión ha utilizado este instrumento como su principal herramienta publicitaria. Con una campaña que arrancó dos años antes del proceso electoral, se ubicó como el “puntero” de las sondeos, aquellos en los que era el único candidato y poco se preocupó por preparar propuestas creíbles y viables económicamente hablando. Con la inercia anterior, las casas encuestadoras de manera irresponsable han generado la percepción de que la elección está ya definida desde hace siete meses. Ese pésimo argumento se lo ha tragado el propio candidato, quien, con base en ello, y mucha soberbia, ha hecho una campaña muy simple, sustentada en un único argumento de la corrupción como salida a todos los retos que el país enfrenta.

En contraste, Anaya, aprovechando la manera irresponsable del uso de las encuestas como herramienta electoral por parte de su contrincante y muchos medios adversos a él, ha buscado hacer una campaña de propuestas más completas para hacer frente a retos como el aumento a la gasolina, combate real a la corrupción, la presidencia de Trump. El no haber sido el favorito de las encuestadoras le ha ayudado con tres meses de campaña a presentarse como quien hoy le disputa seriamente el triunfo al candidato con 15 años en campaña.