El disfraz de la pobreza

 

El Estado mexicano ha fracasado


Somos un país que, en lugar de atacar el origen de los problemas, prefiere profundizar más en la forma en la que los dará a conocer y los mostrará al exterior.

En ese sentido, me avergüenza mucho que en pleno siglo XXI, en el año 2016 y a menos de año y medio para que se lleve a cabo el cambio de sexenio; la pobreza y sus indicadores se hayan convertido en un hecho político en nuestro país.

Me avergüenzan nuestros altos niveles de pobreza y nuestro gran fracaso para disminuir la brecha social.

Pero lo que me avergüenza aún más es observar que la pelea entre el Coneval y el Inegi no es por identificar los orígenes de nuestra pobreza y las vías para erradicarla, sino que esa confrontación en realidad se ha desatado por un cambio metodológico para la medición de los indicadores, que terminó por generar una serie de discrepancias entre ambas instituciones.

Y fue así como esta guerra olvidó la verdadera importancia del tema y dejó de lado la sensibilidad, la piedad, la conmiseración y, sobre todo, la comprensión hacia los de abajo. Donde dos organismos que contaban con la credibilidad de la sociedad ahora sólo se disputan la forma en la que presentarán la cara más pobre de México.

Sin duda, el Estado mexicano ha fracasado, ya que en los últimos diez años hemos registrado un alarmante crecimiento en los niveles de pobreza. Y no hay nada que excuse eso, porque no es un problema de un sexenio priista o panista, es un problema en la estructura de un país.

Pero en vez de dedicarnos al estudio de esa situación, comprendiendo que nuestra única garantía de supervivencia, tranquilidad y confort es que los pobres dejen de serlo, nos dedicamos a pelear por ver quién explica mejor o de manera menos disfrazada o maquillada, las causas de la pobreza.

Somos una vergüenza, pero sobre todo lo somos por esa enorme insensibilidad que estamos demostrando frente a nuestros compatriotas, que al día de hoy son víctimas del hambre, las carencias y el rezago social.

En ese contexto, el problema no es que funcionarios del Inegi dimitan, o que descalifiquen de incendiario al Coneval, porque el verdadero problema radica en preguntarle a la Sedesol y a la política social de este país ¿qué se está haciendo para disminuir la pobreza de México?

Porque no es con clientelismos ni con despensas como cambiaremos la estructura, sino con modificaciones del salario base y de la amplitud de oportunidades como este país abandonará el disfraz que busca esconder su pobreza y así encontrar el mecanismo de su riqueza.

@antonio_navalon