“Apocalipsis”

 

El libro habla de sucesos futuros y de acontecimientos pasados


De las Sagradas Escrituras, el libro del Apocalipsis siempre despierta curiosidad porque en nuestra lengua las palabras apocalipsis y apocalíptico evocan, de manera impropia, la idea de una catástrofe inminente.

La figura de san Juan, vidente y autor del Apocalipsis, está unida a la isla de Patmos, donde, como él mismo refiere, se encontraba desterrado “por causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús” (Ap. 1, 9). En Patmos recibió las revelaciones que tanto han influido en la Iglesia.

El libro habla de sucesos futuros y de acontecimientos pasados, como la dramática experiencia de las iglesias Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea, a las que se dirige san Juan para exhortar a los cristianos perseguidos a mantenerse firmes en la fe.

La primera visión en el Apocalipsis consiste en desvelar, a partir de la muerte y resurrección de Cristo, el sentido de la historia humana en la figura del Cordero que, a pesar de estar degollado, permanece en pie (Ap. 5, 6) en medio del trono en el que se sienta Dios.

Son dos mensajes: que Jesús, tras su muerte violenta, en vez de quedar inerte se mantiene en pie porque con su resurrección ha vencido a la muerte; y que Jesús, muerto y resucitado, participa plenamente del poder salvífico del Padre. Lo fundamental de la visión es tener confianza en Jesús y no temer a la persecución, pues el Cordero herido y muerto vence, y aunque en nuestro mundo sólo parezca un cordero débil, es el vencedor.

Otra de las visiones muestra al Cordero abriendo un libro con siete sellos (Ap. 5, 4). La historia, indescifrable e incomprensible, nadie puede leerla, y en el llanto de san Juan refleja el misterio de la historia, el desconcierto de las iglesias de Asia por el silencio de Dios ante las persecuciones y nuestra sorpresa ante las hostilidades que también hoy sufre la Iglesia, sufrimientos que no se merece, como tampoco Jesús mereció el suplicio, pero que revelan la maldad del hombre. Hay un mensaje central: el Cordero inmolado, que es el único capaz de abrir el libro sellado y de revelar su contenido, da sentido a la historia y sólo él puede sacar lecciones y enseñanzas para los cristianos.