Derechos del contribuyente

 

Estamos padeciendo un engendro tributario, injusto e ineficaz


(Primera de dos partes)

El Gobierno de la República y la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (Prodecon) “organismo público descentralizado, no sectorizado, con autonomía técnica funcional y de gestión, especializado en materia tributaria, que proporciona de forma gratuita, ágil y sencilla servicios de asesoría y consulta, defensoría y representación, así como dar seguimiento a los procedimientos de queja o reclamación contra actos de las autoridades fiscales federales que vulneren los derechos de los contribuyentes”, convocan al Concurso Nacional de Ensayo 2016 (fecha límite de entrega de trabajos el 7 de octubre), con el tema Los Derechos del Contribuyente (posibles temas a tratar: solución de controversias; ombudsman tributario; ordenamiento jurídico; medios alternativos; justicia fiscal, etcétera), derechos que, según la misma Prodecon, son los siguientes diez: 1) a ser informado y asistido; 2) a ser escuchado; 3) de petición; 4) a la confidencialidad y protección de los datos; 5) a la autocorrección fiscal; 6) a no pagar más contribuciones de las debidas; 7) a la justicia fiscal; 8) a la presunción de buena fe; 9) a una administración tributaria ágil y eficiente; 10) a un trato respetuoso, decálogo que recoge los que, para el gobierno, en general, y para el recaudador, en particular, son los derechos de los contribuyentes, mismos con los que, en términos generales, estoy de acuerdo, desde el derecho a la información y a la asistencia, pasando por la administración tributaria ágil y eficiente, hasta llegar al trato respetuoso, todo con el fin de que el contribuyente pague en cantidad, tiempo y forma, y bien y de buenas, sus impuestos.

Esos diez derechos del contribuyente, ¿son todos los derechos del contribuyente? Y de no serlo, ¿por lo menos son los más importantes, los que no pueden faltar en ningún catálogo de los derechos del contribuyente? Ni son todos, ni son los más importantes. Ese decálogo está hecho a la medida del gobierno y del recaudador, dejando mucho que desear. Por eso, en materia de impuestos, estamos como estamos: padeciendo un engendro tributario, injusto e ineficaz.

Continuará.

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