Avanzadas

 

Cada avanzada cuesta una fortuna


Una de las pocas conclusiones de las campañas en curso es la ineludible necesidad de revisar el esquema del gobierno faraónico, dispendioso e irresponsable para gastar nuestro dinero en superficialidades perfectamente evitables. Son muchas, y a lo mejor vistas por separado no representen un ahorro considerable, pero sumadas son millones de pesos, miles sin duda, urgentes para atender tantas necesidades descuidadas con el argumento de la falta de recursos.

Los ejemplos, brincan por todas partes. Voy a desarrollar sólo uno, que he visto repetido en varias entidades: las “avanzadas” de una gira.

Cualquier funcionario de mediano pelo, cuando va a efectuar un recorrido de trabajo a un estado, o dentro de la propia capital, manda un nutrido grupo de buenos para nada, cuya función es desde oler el pasto, probar la tierra para saber si no dañará al jefe, supervisar las sillas donde se sentará, medir el ángulo del Sol, verificar la temperatura del hielo, aprobar las camas del hotel para el debido descanso del prócer, probar miles de veces el sonido con estentóreos ssssssssiiii, sssssuuuaaaveee, uuunnnnooo y, en resumen, cuestionar todo lo hecho, cambiarlo, para finalmente terminar en lo mismo, para justificar su inútil presencia.

No importarían si no nos costaran tanto. Llegan una semana antes, según el rango del jerarca pueden ser 20 o 30, de las giras presidenciales mejor no hablamos, se les paga hotel, viáticos, comidas, traslados, disponen de vehículos y gasolina y, a veces, se deben liquidar cuentas en antros, el relax a la tensión, usted sabe, o tapar escándalos inconvenientes para la imagen.

Cada avanzada cuesta una fortuna, y muchas veces, he sido testigo directo, la gira se cancela el día anterior “pues el jefe fue citado en Los Pinos”. Terminar con esa moda, pagada por nosotros, es algo que debemos exigir a quien entre, sea quien sea.