Barbarie irracional

 

En Atlatongo hubo dos homicidios tumultuarios y eso tiene que ser un delito grave aquí y en cualquier otra parte del país


El avance de las sociedades ha permitido la estructuración de mecanismos de cohabitabilidad del ser humano en espacios reducidos, pero sobre todo ha garantizado que esa masa de seres se conduzca dentro de los parámetros que marcan las leyes que al efecto nos hemos dado como seres racionales, aunque en algunas ocasiones la irracionalidad se coloque por encima de todo lo demás.

Para decirlo con todas sus letras, muchas veces renunciamos a nuestra naturaleza cuando las pasiones se ponen por encima de la razón. Lo ocurrido la tarde del martes en el poblado de Santiago Atlatongo, en el municipio de Teotihuacán, es una muestra más de la barbarie que como condición de animales al fin y al cabo, surge cuando las pasiones traducidas en rencor y encono provocan sufrimiento y muerte sin importar el daño a seres iguales, pese a que nuestra parte racional nos ha dado la facultad de estructurar normas de comportamiento que poco valen ante el salvajismo de la sinrazón de una enardecida turba.

El motivo fue el presunto secuestro de uno de los pobladores, mismo que es señalado por las autoridades del Estado de México como quien identificó a esos desgraciados que murieron por la violencia de la turba enardecida. Un nuevo caso donde la gente se toma la justicia por propia mano ante la ineficiencia de las autoridades legalmente establecidas, quienes antes de fincar las responsabilidades consecuentes se han contentado en dar explicaciones acerca del Suceso y los motivos de la gente para asesinar brutalmente a dos personas.

Si algo tiene que quedar en claro es que hubo dos homicidios tumultuarios, y eso tiene que ser un delito grave aquí y en cualquier otra parte del país, y se debe castigar aplicando la ley con todas sus consecuencias. Que el Ministerio Público abdique de su responsabilidad liberando a los detenidos aduciendo que el presunto secuestrado fue quien señaló a los secuestradores, es algo que tiene que preocupar al país entero.

México no puede renunciar a su Modelo de impartición de justicia y permitir estos actos de barbarie que como civilización hemos dejado muy atrás. Un hombre y una mujer fueron asesinados, y eso está tipificado en las leyes penales y se tiene que dar con los culpables. El ojo por ojo y diente por diente debe ser solamente una referencia del desarrollo humano, pero nunca la finalidad inmediata de nuestra sociedad actual. Al tiempo.

FF