BB

 

Acaba de aparecer en París, bajo su propia firma, la biografía de Brigitte Bardot


Acaba de aparecer en París, bajo su propia firma, la biografía de Brigitte Bardot. Es apasionante. Quien espere encontrar un pasquín rosa con revelaciones eróticas escandalosas se llevará un chasco. El libro es un inteligente y reflexivo repaso de la vida plena de este símbolo de la belleza femenina, adorada por todos los hombres del mundo desde 1956 cuando, a los 22 años, interpretó a Juliette en la película Y Dios creó a la mujer.

Sus reflexiones sobre la mujer deben leerse con cuidado, especialmente cuando en Norteamérica hay una campaña de denuncias de agresión sexual, cuyos efectos han alcanzado hasta la Casa Blanca, con algunos grupos feministas que niegan cualquier posibilidad de cortejo y cachondeo entre hombres y mujeres. En su lectura, halagar a una dama es ofenderla como ser humano. Lo respeto pero no lo comparto.

BB trata el tema con talento. Dice que siempre disfrutó los piropos prodigados a su paso, y ejemplifica uno en especial, cito textual, “cuando me decían que tenía un lindo culo pequeño”. (Esta es, por cierto, la única mentira del libro. Era lindo pero no pequeño, era más bien exacto.)

La reacción de algunas señoras fue de rechazo a esta postura, pero no prendió. Nadie puede acusar de vacuidad a una mujer probadamente comprometida con causas sociales, como BB. Su lucha por proteger a los animales, particularmente las focas, tiene reconocimiento mundial, y nunca protagonizó escándalos ni desfiguros.

Coincidentemente, hace pocas semanas, Catherine Deneuve, otra diva inmarcesible, sostuvo también el derecho de hombres y mujeres al romance.

El libro es aire fresco. Debe apoyarse a las mujeres que defienden su derecho a no ser acosadas, pero de ahí a negar la posibilidad de cada quien para relacionarse como quiera, hay un gran trecho.

Una vez más, a los 83 años, BB marca pautas.