Bocanada de oxígeno para el TLCAN

 

Donald Trump anunció que las pláticas se desarrollaban positivamente


De todas las rondas de renegociacion del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que han tenido lugar, la recientemente finalizada sexta edición celebrada en Montreal, Canadá, parecía particularmente explosiva. No se descartaba, por ejemplo, que Estados Unidos (EU) anunciara que abandonaba la mesa y que daba por terminado el proceso. Sin embargo, el día anterior a que iniciara, el presidente estadounidense Donald Trump anunció que las pláticas se desarrollaban positivamente, y eso se tradujo en una dosis adicional de optimismo entre los equipos negociadores. A ello se sumó el llamado hecho por el gobernador de Texas, Greg Abbott, sobre no “dinamitar” el tratado; las presiones ejercidas por los empresarios agrícolas estadounidenses en torno a que el TLCAN ha significado ventajas muy puntuales para ese sector productivo, y sobre el hecho de que Trump no mencionó negativamente el tratado en su primer discurso del Estado de la Unión.

Todo esto ha generado una perspectiva distinta después de seis rondas de renegociación. Un enfoque de moderado optimismo. No es de descartarse que los integrantes de la administración Trump ya hayan notado que el tratado no es tan malo como creían, o como con razonable éxito quisieron difundir a buena parte del electorado estadounidense, y que ahora estén buscando una fórmula que permita conservar el TLCAN pero, al mismo tiempo, presentar una postura firme, fuerte y enérgica ante los electores republicanos, donde por lo menos parezca que Washington logró poner a México y a Canadá en su sitio. Esta conclusión es la que se puede desprender de los dichos y los hechos de los principales protagonistas aunque, y en esto hay que ser muy claro también, el carácter veleidoso e impredecible del presidente Donald Trump hace que cualquier diagnóstico deba tomarse con las reservas debidas.