Buenas nuevas científicas

 

Veneno de animales ponzoñosos podría convertirse en el primer anticonceptivo masculino


Dentro de toda la turbulencia social y política que vive el mundo, uno siempre agradece enterarse de las buenas noticias, y más aún cuando se trata de mejoras en la salud sexual de las personas.

Por ejemplo, la UNAM todavía intenta desarrollar el primer anticonceptivo masculino del mundo. La búsqueda de un fármaco como este lleva ya varios años en la máxima casa de estudios del país, y parece que los investigadores dieron con una nueva promesa: veneno de animales ponzoñosos.

Personal del Laboratorio Nacional de Canalopatías del Instituto de Fisiología Celular identificó que el veneno de tres serpientes de los tipos coralillo y cobra permitirían crear un anticonceptivo totalmente reversible y sin efectos secundarios. Resulta que algunas toxinas contenidas en el veneno bloquean los canales iónicos de los espermatozoides, los cuales controlan su capacidad de movimiento.

Para llegar a este descubrimiento se aislaron 950 toxinas, según lo que Arturo Picones Medina, director del instituto, le comentó al diario La Jornada. Se estudió el veneno de arañas, serpientes y alacranes, y hasta ahora 350 toxinas han sido probadas en etapa preclínica (in vitro). De este grupo, tres han demostrado inhibir específicamente los canales iónicos de los espermatozoides los cuales, para este estudio, fueron donados por hombres de entre 18 y 35 años de edad.

Sin embargo, no podemos echar las campanas al vuelo todavía. Al hacer las pruebas clínicas, es decir, al probar su efectividad en seres humanos, muchos fármacos (de todo tipo) se han quedado en el camino. Quizá es por esto que el investigador líder del proyecto comentó que podría tomar hasta diez años tener una versión lista para salir al mercado.

Y para las mujeres también hay buenas noticias, ya que un grupo de investigadores de la Universidad John Hopkins, de Estados Unidos, inventó una prueba que a través de la orina es capaz de identificar la presencia de cáncer cervicouterino.

Con una efectividad de más de 90 %, este examen es tan sencillo que omitiría la necesidad de un Papanicolau, prueba que si bien es molesta para algunas mujeres, para otras representa una verdadera barrera por cuestiones culturales. También se evitaría la necesidad de hacer biopsias, esas sí dolorosas y, a veces, innecesarias.

Además, pensemos en la cantidad de recursos que se ahorrarían al hacer mucho más sencillo el manejo de las muestras y mucho más breve el tiempo de su procesamiento, por lo que el resultado podría tenerse en tan solo unas horas.

De acuerdo con la investigación, publicada en la revista Cancer Prevention Research, la prueba en cuestión busca células de ADN de tres genes que son alterados por el cáncer, y también un gen del virus del papiloma humano, que es responsable de más del 90 % de los casos del cáncer del cuello del útero. Con estos cuatro indicadores presentes, el resultado se vuelve lo suficientemente confiable como para sustituir el estudio de Papanicoláu, lo que sería especialmente útil en países en vías de desarrollo donde los recursos son limitados y donde es difícil que todas las mujeres acepten hacerse ese examen.

No sé usted, pero yo agregaré estas dos buenas noticias a mis brindis de fin de año y a mi lista de deseos o quizá en mi carta a Santa Claus. Además, no puedo evitar llenarme de emoción de saber que mi universidad está y seguirá a la vanguardia, avanzando codo a codo con otras importantes y renombradas casas de estudios del mundo.

*Periodista especializada en salud sexual @RocioSanchez

JCA