¿Cambiará algo en Veracruz?

 

Si algo se puede decir de Veracruz es que ha tenido gobernadores buenos, regulares y malos


Si algo se puede decir de Veracruz es que ha tenido gobernadores buenos, regulares y malos. Y entre estos últimos, sin lugar a dudas, está Javier Duarte de Ochoa, porque se ha probado y comprobado que se dedicó a hurtar y saquear impunemente los recursos de los veracruzanos. Claro está que la maquinaria utilizada para robarse, según la Auditoría Superior de la Federación, la suma aproximada de 35 mil millones de pesos, tiene que ser producto de una acción concertada y estudiada, y debieron participar en ella muchos funcionarios y empresarios.

No se puede realizar un hurto de esta magnitud simplemente porque un gobernador así lo dispone. Se requieren muchas voluntades con la decisión de hacerlo, y al parecer el señor Duarte contó con el apoyo de empresarios y la mayoría de los funcionarios de su gobierno, incluyendo entre ellos al actual gobernador interino, Flavino Ríos, quien logró ser designado en un proceso en el que participaron menos de 10 diputados.

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Pero si alguien piensa que el señor Ríos profundizará las investigaciones en torno a su antecesor, se están equivocando. Don Flavino fue uno de los funcionarios más cercanos al señor Duarte, y eso también lo convierte en cómplice del saqueo del que fueron objeto los veracruzanos. En su momento tendrá que responder por uno de los hurtos más cuantiosos de la historia de este país, al igual que los demás integrantes del gabinete, claro está, si existe la voluntad de ir hasta el fondo de las cosas.

Pero también es preciso señalar que pese a que en los últimos días anda con la “espada desenvainada” por el linchamiento mediático a que se ha hecho acreedor Javier Duarte de Ochoa, el señor Miguel Ángel Yunes Linares tampoco es una “hermanita de la caridad”, y mucho menos un aspirante a engrosar el santoral porque tiene varias cosas de qué responsabilizarse como, por ejemplo, el hurto de mil 500 millones de las arcas del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado cuando fue director general, y de los cuales nunca fue llamado a declarar por el gobierno de Felipe Calderón.

Porque solamente un niño podría creer que de la noche a la mañana el señor Yunes tenga hijos exitosos en el ramo inmobiliario, y sobre todo en Estados Unidos, donde pujan por los remates de edificios en el centro de Manhattan, Nueva York, que valen decenas de millones de dólares. Ni qué decir de la “maravillosa” finca de descanso que construyó a la vera de un río, y en la que invirtió cerca de 35 millones de pesos. Vaya que ha sido ahorrativo.

El problema de este país es que su gente tiene poca memoria ante los problemas de impunidad. O quizá es menos doloroso olvidar que seguir acumulando enconos. Pero si de algo podemos estar seguros, es que en función de que los mexicanos lleguemos a convertirnos en férreos defensores del dinero público, que aportamos vía impuestos, es que podremos limpiar a este país de la podredumbre en que lo han metido nuestros gobernantes. Al tiempo.