Campañas de lodo

 

Es triste que la política en México esté tan familiarizada con estos temas de corrupción


A casi 15 días de que en 14 estados del país se realicen elecciones, las acusaciones de enriquecimiento inexplicable, espionaje telefónico, posesión de mansiones en el extranjero, señalamientos de vínculos con el narcotráfico y hasta demandas por pederastia, es lo que tiene enfrascados (y ocupados) a nuestros “valerosos” candidatos.

Es triste que la política en México esté tan familiarizada con estos temas de corrupción que es tan fácil acusar al adversario político de formar parte de estas prácticas… y que sea cierto, antes que acusar y errar en dichas acusaciones. Por ejemplo, las campañas en Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca o Puebla han estado marcadas por la guerra sucia, los ataques personales y hasta por espionaje telefónico.

En Veracruz la disputa gubernamental se da entre dos primos hermanos de apellido Yunes, uno bajo las banderas del PAN-PRD y el otro bajo la del PRI, donde uno es acusado de ser cómplice de una red de pornografía infantil y corrupción, mientras el otro es acusado de tener propiedades no declaradas y estar bajo el amparo del gobierno estatal; ambos acusan “guerra sucia” en su contra.

En Tamaulipas, el narcotráfico ha sido el arma utilizada para descalificarse entre adversarios, afirmando el PRI que el narco en la entidad sigue órdenes del aspirante del PAN, Francisco García Cabeza de Vaca, que ha provocado la renuncia de medio centenar de candidatos amedrentados por la delincuencia.

A diferencia de la retórica utilizada en la Grecia clásica por personalidades que construían su discurso para persuadir al público, hoy, los políticos sólo se empeñan en denostar, acusar y señalar al de enfrente o al de al lado. México necesita verdaderos mexicanos comprometidos con la nación que estén alejados de la ramplonería, la vulgaridad y el oportunismo del poder por el poder.

FF