Campañas retóricas

 

Todos los fracasos y las incapacidades parecen revertirse de manera favorable


Volvemos otra vez al comienzo. La campaña electoral hacia 2018 se está gestando a base de descalificaciones y ahora es noticia que se esté tachando a uno de los candidatos como corrupto y bocón. Eso siempre sucede, forma parte del juego político y tiene que ayudarnos a definir quién de verdad es confiable y quién no.

Aunque en relación a la lucha por la Presidencia, creo que conviene recordar que ésta será una campaña que durará al menos dos años, donde además hay que considerar el nivel de deterioro que están sufriendo las fuerzas políticas.

Y es que, no es serio que todo esté concentrado desde hace más de un año en una especie de campaña, que inició el Presidente de la República, para impedir que un candidato, en este caso López Obrador, llegue al poder.

López Obrador tiene una campaña que en realidad le hacen los demás, ya que estamos tan mal en el balance moral del país que todos los fracasos, las dudas y las incapacidades parecen revertirse de manera favorable hacia él. Porque además los otros partidos no han reaccionado y tampoco han creado un rescate que les dé credibilidad.

Han pasado 12 años desde que él era un peligro para México, aunque ahora hay gente que piensa que hoy es más peligroso que antes.

Pero lo que sí es verdad es que el grupo de trabajo que preside Alfonso Romo le otorga unas capacidades de transitar, proponer y trabajar en lo único importante que es en los programas, lo cual le permite diversificar la personalización que están haciendo los demás y manejarlo a su conveniencia. El país necesita propuestas serias e integradoras.

El país necesita que la gente se tome en serio el nuevo escenario mundial, sobre todo después de la llegada de Trump. El país necesita que le den soluciones políticas, sociales y morales viables, aunque dado el nivel de deterioro me temo que ningún partido está en condiciones de hacerlo solo.

Y lo que el país no necesita es avanzar por la intransigencia que obstaculiza la creación de ilusión colectiva que podría convertirse en una oferta electoral.

Por lo tanto, la solución radica en diagnosticar adecuadamente y en proponer soluciones. Pero además considero que ante la imposibilidad de que uno solo pueda realizar la gigantesca tarea que hay por delante, será necesario producir fenómenos al menos de convergencia por el interés nacional.

Es muy largo el camino como para dejarlo en la descalificación o la simplificación. Porque no basta con ser honesto para ganar las elecciones, además hay que ser eficaz. Y no basta con desacreditar para que otro pierda, puesto que todos los partidos y los elementos en juego necesitan tomarse más en serio el momento por el que estamos atravesando.

Twitter @antonio_navalon