Septiembre sin historia: de The Doors a Trump y sin Monsi

 

La política es el arte de la sobrevivencia en la selva de los intereses del poder


El espíritu de Donald Trump ha fijado en el centro del interés a la primera generación teleciana de mexicanos-norteamericanos nacidos en México, que ya piensan en inglés por el tratado de libre comercio de Carlos Salinas. Su participación política a propósito de la visita del republicano no se dio en el interés nacionalista, sino que se exhibió en la lógica estadounidense: contra Trump y a favor de Hillary Clinton.

Los que protestaron contra la visita a México de Trump, que pidieron votar desde México por el interés imperial de Hillary, que marcharon el 15 de septiembre para pedir la renuncia del presidente Peña Nieto y que han ignorado que los dos candidatos son representantes del imperio son los que ya tienen negocios en/con EU a raíz del tratado comercial de 1993. Son la segunda generación directa de norteamericanos nacidos en México.

El concepto de “primera generación de norteamericanos nacidos en México” fue de Carlos Monsiváis, en su crónica Los fuegos apagados, publicada el 2 de julio de 1969 para reseñar el gran concierto del grupo The Doors en México y caracterizar a los asistentes: “los júniors eran la primera generación de norteamericanos puros nacidos en México que aprenden la gramática inglesa en academias y el acento intachable en cursos de verano o viajes de compras”.

Si se revisan los conceptos de los que se enfurecieron contra Trump en México –los mismos que marcharon por la renuncia presidencial– se encuentran los tonos no de nacionalistas mexicanos que debieron estudiar la historia bilateral en los libros de texto que reseñan cómo el imperio robó a México la mitad del territorio, sino el lenguaje ideológico de la generación teleciana de Mex-USA que prefieren la mano imperial de Hillary a la mano imperial de Trump.

El mes de la patria no sirvió para recordar que el conflicto histórico 1836-1993 definió durante generaciones la relación bilateral: el Tratado de Velasco de 1836 que firmó Santa Anna cuando estaba preso en Estados Unidos después de la victoria en El Álamo, el Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848 luego de la invasión para “venderle” a Washington la mitad del territorio, el Tratado de la Mesilla de 1853 de Santa Anna para vender parte del territorio de Sonora y Chihuahua, el Tratado McLane-Ocampo de Juárez para entregar el Istmo de Tehuantepec, los Tratados de Bucareli de Obregón para pagar daños a estadounidenses y lograr el reconocimiento de Washington y el tratado de libre comercio de Salinas de Gortari que entregó la economía mexicana y el perfil social de México a los intereses estadounidenses.

La furia de los anti-Trump fue apoyo a Hillary, no la defensa de intereses nacionales, porque los liderazgos de los grupos pro renuncia presidencial tienen todos intereses en la integración económico-comercial México-EU, son los beneficiarios del tratado salinista, aquí con sus empresas o allá con sus cards de residentes y negocios produciendo cultura para los estadounidenses. Así que el “Viva México, cabrones” será el “Viva Hillary, bastards”.

The White House 2016: las explosiones en varias ciudades norteamericanas por parte de ciudadanos locales de origen árabe están beneficiando la política migratoria de Donald Trump… La estrategia del republicano es operar sobre votos de los delegados –necesita 270– y no por el voto popular… Algunas notas han detectado cierto tono “deprimente” en las apariciones de Hillary Clinton porque ella ha perdido su encanto político.


Política para dummies: La política es el arte de la sobrevivencia en la selva de los intereses del poder.

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