Caro Quintero, ahora en Colombia

 

Para la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, el prófugo Rafael Caro Quintero es el nuevo criminal más peligroso del mundo


De ser el operador de una agroindustria de la marihuana en los años 80, en el rancho El Búfalo, en Chihuahua, para dar ganancias a la CIA y a la contra nicaragüense, el sinaloense Rafael Caro Quintero pasó a ser, 34 años después, cómplice de un histórico líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Jesús Santrich, para recibir en Miami un cargamento de 10 toneladas de cocaína con valor de 15 millones de dólares en este 2018.

Eso dicen Estados Unidos y Colombia, tras capturar este mes a Santrich, comandante guerrillero de 50 años, invidente, que participó en las negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno de Manuel Santos, desarrolladas en La Habana.

Para la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, el prófugo Rafael Caro Quintero es el nuevo criminal más peligroso del mundo. Según Washington, este hombre nacido hace 66 años en Badiraguato, Sinaloa, opera otra vez como gran capo del tráfico de drogas en México, Estados Unidos y Colombia, aunque él jure en entrevista en la clandestinidad que está totalmente retirado de toda actividad ilícita.

Con una recompensa insólitamente cuantiosa para quien ayude a ubicar y aprehender a este supuesto barón de la droga, 20 millones de dólares, Washington confía en recapturar a Caro Quintero, quien ya estuvo 28 años en prisión y fue liberado mediante un amparo judicial en contra de la sentencia original de 40 años que se le impuso por haber participado en el secuestro, tortura y asesinato del exagente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, en 1985.

Con cautela, funcionarios del gabinete de Seguridad Nacional de México aseguraron que Caro Quintero está operando otra vez, aliado a Ismael “El Mayo” Zambada, y que se moviliza en el llamado Triángulo Dorado que abarca zonas serranas de Chihuahua, Sinaloa y Durango, donde se le busca. La información se apoya en pesquisas de la DEA y el FBI.

Esto parecería cuasi natural y lógico, en la medida en que Estados Unidos pidió al Gobierno mexicano (y éste obedeció sin chistar) que se recapturara al viejo líder del Cártel de Guadalajara apenas unas horas después de que había sido liberado el 9 de agosto de hace cinco años.

Pero el mayor escándalo surge ahora en Colombia, donde se afirma que Walter Patricio Arizala Vernaza, “Guacho”, es el brazo armado del Cártel de Sinaloa en el país sudamericano. A “Guacho” y sus hombres, disidentes de las FARC que no avalaron la firma de la paz, se atribuye el secuestro y asesinato de tres enviados del diario El Comercio, en la frontera con Ecuador, en días recientes.

Mexicanos operan directamente en Colombia, donde supervisan la producción y calidad de la cocaína antes de comprarla y hacerla llegar a Estados Unidos.

Se atribuye al comandante Santrich, capturado este mes y en vías de ser extraditado a Estados Unidos, haber pactado con Caro Quintero las 10 toneladas de cocaína, para cuya transacción envió 5 kilos del alcaloide para que los mexicanos analizaran la calidad del producto antes de cerrar el trato.

Cuando mexicanos y colombianos negociaron en casa de Santrich, en el barrio Modelia, de Bogotá, nadie se percató que entre los comensales había un infiltrado con cámara y grabadora que registró toda la plática. Hay videos de la entrega en Miami de las primeras 5 toneladas y el pago correspondiente. Hay llamadas interceptadas y existe un cuadro pintado por Santrich, dedicado así: “Para don Rafa Caro con aprecio y esperanza de paz”.