Tormenta perfecta

 

Estamos produciendo una acumulación de asuntos que podría detonar al sistema


Hoy en día en el mundo convulso en el que vivimos, no hay país ni gobierno que no tenga asuntos de gravedad pendientes y que no viva en la zozobra de los tiempos.

Si analizamos a la antigua Unión Europea nos podremos percatar de que los cinturones de seguridad saltaron y ahora la caída es libre. No sólo por las implicaciones del Brexit, sino también por la acumulación de situaciones desarrolladas sobre la legalidad cotidiana del mundo político.

En otoño Italia convocará un referéndum sobre la reforma constitucional.

En Francia, 45 por ciento de los ciudadanos se mostró a favor de que se lleve a cabo una consulta en torno a su pertenencia en la Unión Europea. Y en Hungría se realizará una consulta en octubre para definir si se aceptarán o no las cuotas de reubicación de refugiados establecidas por la UE.

Por su parte, nuestro país con problemas estructuralmente importantes –que representan un enorme desafío y, a su vez, una gran oportunidad para la clase gobernante– sufre un desgaste por la acumulación de temas fundamentales que van desde Ayotzinapa hasta los muertos de Nochixtlán, y desde los temas pendientes con los gobernadores salientes, hasta la situación que se generó en relación con el paquete de leyes anticorrupción.

Sin embargo, hay otros aspectos que han funcionado mejor. Por ejemplo, el manejo de la crisis de Pemex. Y es que, hay muy pocos países en el mundo que ha podido resistir pérdidas sustanciales como las que tuvo esa empresa estatal.

También es importante considerar la desactivación de los bloqueos de la CNTE y el nuevo espacio de diálogo que –se reconozca o no– se ha instaurado en torno a la aplicación de la Reforma Educativa.

El problema es que al final los gobernantes olvidan escuchar y observar el conjunto de lo que les rodea.

Y es que, ser la oposición no significa ser irresponsable con las crisis del país, ya que si bien representa el contrapeso del poder, debe hacerlo de una forma respetable y siendo reconocida como parte del sistema.

Sin embargo, la política legislativa y la actuación de los partidos de oposición después del Pacto por México, han dejado en entredicho la coherencia y el propio instinto de supervivencia de nuestra clase
política.

Ahora estamos produciendo una acumulación de asuntos que podría detonar al sistema.

Pero que no se equivoque el gobierno o la oposición, porque si no asumen racionalmente responsabilidades, culpas y eficacias, no sólo se observará la llegada y la salida de muchos –finalmente es el juego de la democracia– sino que además se puede desencadenar una tormenta que terminará arrastrándolos a todos.

@antonio_navalon