Justicia popular

 

“No hay mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante”


Los excesos cometidos por los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación tarde o temprano tendrían que hastiar a los mexicanos.

El ambiente está muy caldeado y el rencor se puede notar en el rostro de aquellos que en estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, se han visto severamente afectados en su vida diaria, trabajo, economía, y hasta en la salud de sus familiares. Dice el refrán popular que “no hay mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante”, y esta vez la predicción se ha comenzado a cumplir.

No dudo que las exigencias del sector magisterial hayan tenido razón en algunos señalamientos, y eso concitó voluntades y simpatías al inicio del movimiento no tan solo por parte de aquellos pueblos donde viven muchos de ellos, sino de amplios sectores de la sociedad urbana de las grandes ciudades del país. Para desgracia de quienes han asumido una posición reduccionista, las cosas han comenzado a cambiar y más vale que, como dicen por ahí, “le vayan midiendo el agua a los camotes”.

En Chiapas, un grupo de indígenas encapuchados, acompañados de policías estatales y municipales, desalojaron a un grupo de maestros de la CNTE que mantenían un bloqueo en el kilómetro 45 de la Autopista Tuxtla Gutiérrez – San Cristóbal de las Casas, dejando un saldo de dos heridos. Este ha sido el primer anuncio del hastío popular, porque llegaron lanzando cohetones y destruyendo e incendiando las carpas que los centistas utilizaban como campamento a un costado de la carretera.

Esto quiere decir que los pobladores han comenzado a resentir el brutal asedio a que los han sometido, y ante la incapacidad o abulia gubernamental, han decidido emprender acciones por su cuenta, toda vez que las afectaciones han provocado no tan solo problemas económicos y desabasto, también que no se haya brindado atención médica a sus familiares cuando la requirieron, lo que provocó muertes innecesarias provocadas por la insensibilidad magisterial.

Si hay algo que no podemos negar es que el rencor acumulado pudiera propiciar otra tragedia como la ocurrida con los alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa. No debemos cerrar los ojos ante esta lamentable realidad, porque la gente ya se decidió a tomar la justicia por su propia mano. Y el razonamiento popular es lógico desde el momento en que observa que el gobierno es omiso ante la infinidad de delitos cometidos por los profesores.

Al tiempo.

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