Retando a México

 

El peligro que representa la CNTE adquiere proporciones que debieran ser consideradas como de Seguridad Nacional


Sin lugar a dudas, el problema que hasta ahora representa la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) es el mayor de todos los que ha enfrentado el sexenio de Enrique Peña Nieto. Pero también habrá que decir que desde la década de los sesenta del siglo pasado ha estado ahí sin que se hubiera significado como un problema de seguridad nacional como ahora lo es.

La razón fundamental es que el magisterio disidente tiene muy claro el camino para subvertir el orden institucional y evitar que tanto el PRI como el PAN vuelvan a repetir en la Presidencia de la República en el 2018. Para decirlo de otra forma, la CNTE tiene candidato presidencial y no pertenece a ninguna de las dos expresiones que por ahora se mantienen en el centro derecha del espectro ideológico.

Sin haber establecido una negociación directa con Andrés Manuel López Obrador, y operando en su favor por los valores entendidos que le otorgan ambas partes a la simpatía del uno por el movimiento de los otros, la CNTE tiene candidato presidencial, por eso hablan de comenzar la toma de instalaciones estratégicas del sector petrolero, como en su momento lo
hiciera el tabasqueño, y el siguiente paso serán aquellas que se consideran en el rango de la seguridad nacional.

El peligro que representa la CNTE adquiere proporciones que también debieran ser consideradas como de Seguridad Nacional, porque lo que está en peligro es la viabilidad del Estado mexicano y no quien lo representa, porque de caer uno caerá el otro, y lo previsible es que lo que sigue sea la adhesión al bloque de naciones en el cono sur, cuyos gobernantes ahora pretenden convertirse en mandatarios cuasi vitalicios para seguir antagonizando a Estados Unidos.

La pasividad gubernamental habla del extravío del proyecto mexiquense en la ruta que al inicio del sexenio decidieron negociar para renovar el entramado administrativo y operativo del país mediante el Pacto Por México. La más importante de ellas no fue la petrolera como muchos sugerían, ni la fiscal como otros avizoraron, sino la educativa que pretendía llevar a los futuros profesionistas mexicanos a estándares de calidad que propiciarían la riqueza necesaria para subsanar lo que dejaremos de recibir en el tema petrolero.

Eso es lo que la pasividad gubernamental está poniendo en riesgo: el futuro de los mexicanos. Vedar oportunidades ha sido la tarea principal de la CNTE con sus prédicas de la tan llevada y traída dictadura del proletariado, que como hemos observado en otras latitudes ha fracasado rotundamente. De no ejercer la ley, el Gobierno Federal estará condenando a los mexicanos del futuro a padecer los horrores que ahora vemos en el cono sur del Continente.

Al tiempo.

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