Competitividad, cambios marginales

 

De la competitividad del país depende la cantidad de inversiones directas


El progreso económico, definido como la capacidad para producir más (dimensión cuantitativa) y mejores (dimensión cualitativa) bienes y servicios, para un mayor número de gente (dimensión social), depende de un conjunto de variables entre las que destacan dos: las inversiones directas (que abren empresas, producen bienes y servicios, crean empleos y les permite, a quienes ocupan esos puestos de trabajo, generar ingresos) y la competitividad del país (la capacidad de la nación para atraer, retener y multiplicar inversiones directas: atraer, que los capitalistas decidan invertir directamente en el país; retener, que los capitales ya invertidos directamente en el país que queden invertidos directamente en el país; multiplicar, que las utilidades generadas por los capitales invertidos directamente en el país se reinviertan de manera directa en el país).

De la competitividad del país depende la cantidad de inversiones directas, existiendo esta relación: ceteris paribus, a mayor competitividad del país más inversiones directas y, por ello, mayor progreso económico, y viceversa: ceteris paribus, a menor competitividad del país menos inversiones directas y, por lo tanto, menor progreso económico. En México, ¿cómo vamos en materia de competitividad?

Año tras año el Foro Económico Mundial publica el Reporte Global de Competitividad que mide, a partir de 111 variables distintas, la competitividad de los países, es decir, su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas. Se acaba de dar a conocer el reporte para el periodo 2017-2018 y, en términos generales, estos son los resultados para México y su evolución en años recientes. Comienzo por la posición: 2012-2013, 53/144; 2013-2014, 55/148; 2014-2015, 61/144; 2015-2016, 57/140; 2016-2017, 51/138; 2017-2018, 51/137. Termino con la calificación: 2012-2013, 6.3/10; 2013-2014, 6.1/10; 2014-2015, 6.1/10; 2015-2016, 6.1/10; 2016-2017, 6.3/10; 2017-2018, 6.3/10.

Los movimientos, tanto de posición como de calificación, en lo que va del actual sexenio, han sido, ya sean a la alza o a la baja, marginales, lo cual nos plantea, entre muchas otras, esta pregunta: ¿qué tan eficaces han resultado las reformas estructurales para elevar la competitividad de la economía mexicana?