Con 60 o 70 por ciento en contra

 

Seis o siete compatriotas de cada diez, no habrá votado por el que portará la banda tricolor


Más allá de quien gane la Presidencia de la República y cómo quede conformado el Congreso de la Unión, del 2 de julio, hasta que se instalen las nuevas cámaras federales y rinda protesta de ley, el nuevo titular del Ejecutivo Federal, viviremos todos los mexicanos, inestabilidad, enojo, confusión y desesperación.

De entrada, seis o siete compatriotas de cada diez, no habrá votado por el que portará la banda tricolor. Así es la democracia: quien obtenga más votos será el primer mandatario.

Ese minoritario 30 o 40 por ciento se comportará triunfalista, será seguramente ofensivo contra el 70 o 60 porcentaje restante. La mayoría de los mexicanos estarán decepcionados y como pluma al viento.

El acomodo político será muy difícil de lograr, y para que las aguas vuelvan a su nivel, habrá precaución excesiva de los inversionistas y hombres de negocios. Seguramente el dólar se disparará.

Que conste que no he hablado de ningún aspirante, gane quien gane, viviremos ese sentimiento de vacío la mayoría de los mexicanos. Es decir, sólo una minoría estará contenta.

Como no se unieron PRI-Verde Ecologista-Panal-PAN-Movimiento Ciudadano-PRD y el Bronco, si gana López Obrador, los morenistas estarán de fiesta, pero todos los demás de luto. La minoría de fiesta, la mayoría muy enojada.

Y de la misma manera pasaría si gana Anaya, que según los encuestadores va en segundo lugar, y podría ser recipiendario del llamado “voto útil”. Los morenistas, priistas, verdes, panalistas y bronquistas estarían de luto. De la misma forma, insistimos, la minoría de fiesta, la mayoría muy enojada. Si hace la chica José Antonio Meade, igualmente: la minoría de fiesta, la mayoría muy enojada.

El hubiera no existe, pero cómo nos urge la segunda vuelta electoral en este país.

El próximo Presidente de la República gobernará en una situación trágica, complicadísima, y con una tarea titánica para lograr consensos nacionales.

Llámese como se llame el sucesor de Enrique Peña Nieto, el paquete será muy, pero muy difícil de cargar